Gaizka Mendieta: “El fútbol es una potente herramienta social”

Por Luis Ríos Florentín | @nosoyunvampire
El ex capitán del Valencia, exintegrante del Barcelona, la Lazio, el Middlesbrough FC y mundialista con la selección española en Corea –Japón 2002 conversó larga y amenamente con Versus, donde hizo un repaso de su trayectoria, de su actual condición de embajador de La Liga, su afición como DJ y su trabajo como comentarista. Aseguró que el fútbol es una poderosa herramienta social y animó a los gobiernos a incentivarla; de paso, envió buenos deseos a la selección paraguaya en este nuevo ciclo que inicia con el colombiano Juan Carlos Osorio.

Mendieta desarrolló la mayor parte de su carrera en el Valencia C.F. En este club, permaneció nueve temporadas (1992–2001), fue capitán y lideró al equipo que fue dos veces finalista de la Liga de Campeones (2000 y 2001). También fue campeón de una Copa del Rey en 1999 y Supercopa de España el mismo año. Jugó el Mundial de Corea y Japón 2002 y estuvo en el banco de aquel partido por fase de grupos en que la ‘furia roja’ derrotó por 3-1 a Paraguay.

En 2003 fue traspasado al Middlesbrough FC de la Premier League inglesa. Allí jugó hasta el año 2008. En el conjunto inglés alcanzó la final de la entonces Copa UEFA (hoy Europa League) en 2006. Finalmente, colgó los botines y se quedó en Inglaterra a hacer su vida.

Tuvo una destacada etapa en la selección española. (Foto Gentileza)

“De Middlesbrough me encantó la pasión por el fútbol y la oportunidad que me dio el equipo de jugar en la Premier League. Estuve allí los cinco años que jugué en el ‘Boro’, luego por razones personales y profesionales me mudé a Londres. Me resulta más atractivo vivir allí y más fácil por mi trabajo con Sky Sports y por otras inversiones y negocios que tenía, sobretodo en Londres”, explica el exmediocentro.

Actualmente se desempeña como comentarista de fútbol en la televisión británica y como embajador internacional de “LaLiga” como es conocido el campeonato de primera división de España. Su rutina transcurre entre viajes. Si le sobra un poco de tiempo, hace trabajo de oficina respondiendo correos y llamadas.

“Los viajes ocupan gran parte de mi agenda, sobre todo los viajes que tienen que ver con la Liga o con mis propios compromisos personales”, sostiene el Murciélago.

El murciélago indie

Encontró otra pasión aparte del fútbol. Se convirtió en DJ y le va bien. De hecho, estuvo en el Fan zone de la UEFA en las horas previas a la final de la Champions League del 2017 que disputaban la Juventus y el Real Madrid en el Millennium Stadium de Cardiff. “Siempre tengo oportunidades de ‘pinchar’ y no puedo aceptar todas las solicitudes por compromisos en la agenda. Estoy muy feliz por las oportunidades que tengo de hacerlo y mientras pueda, seguiré en ello”, destaca.

Su amor por la música nació en la adolescencia. En esa etapa, la música forma gran parte de la vida de una persona y es esa la vía de escape que encontramos y que nos ayuda a mostrarnos y demostrar emociones. Entonces, la música ha acompañado a Mendieta desde entonces.

A raíz de esa pasión por la música y de querer compartirla con la gente nace esta faceta de DJ. “Afortunadamente uno tiene la habilidad de poder actuar como DJ, con lo cual estoy muy feliz de poder compartir con los fans una de mis pasiones. Los fans no solamente comparten la pasión por el fútbol sino también por la música y el tipo de música”, destaca.

Cuenta la leyenda que cuando se mudó a Valencia para afrontar su primera temporada en Mestalla, una de las primeras cosas que hizo fue ubicar una tienda de discos. La música iba en combinación con el fútbol, antes o después de un partido. “Escuchaba aquello que mi mente y mi cuerpo me pedían”, recuerda.

Una de sus aficiones, la música. (Gentileza)

Todo dependiendo de su estado de ánimo, de cómo se sintiera o qué necesitaba en ese momento. Podía ir de música más dura, más lenta, más rápida, más pop, más rock, más heavy. También si había algún álbum nuevo que a Gaizka le interesaba escuchar.  “Siempre variaba”, resume.

Sus influencias se mueven dentro del rock principalmente. Mayoritariamente americano, desde los 50 con nombres como Chuck Berry, pasando por el soul tipo Motown de los 70 a bandas de indie rock de hoy en día. Con esto se forma un abanico bastante grande de influencias que al fin y al cabo es lo que siempre he escuchado y coleccionado”, atesora el melómano ex futbolista.

El fútbol y liderazgo

Ser capitán indefectiblemente significa ser un líder y según Gaizka el secreto para construir un liderazgo es, primero ser respetado y querido por tus propios compañeros. Luego ser justo y honesto. “Es importante en un grupo humano tener estas cualidades y que la gente sepa cómo eres, que te conozca y que sobre todo confíen en ti para manejar y/o dirigir y representar a ese grupo”, aconseja.

Ese respeto que marca el ex centrocampista es primordial. Ser respetado por el grupo, por la afición y por el propio club. “Ese respeto es el que te da esa fuerza para representar y defender al grupo cuando te toca. Y del otro lado, los propios jugadores confían en ti cuando tienes que ir y representar al equipo. El ser honesto, transparente y justo es el camino”, puntualiza.

Mendieta agrega que en un equipo hay diversas personalidades y diversos caracteres que como capitán uno tiene que intentar mantener ligados al grupo para lograr que sea lo más unido y que entre sus integrantes sean lo más “amigos” posible. “Es importante hacer que el grupo esté unido a muchos niveles”, engloba.

En un par de esas temporadas en las que encabezó al Valencia alcanzó dos veces la final de la Champions, en compañía de otros nombres importantes como Santiago “El Dragón” Cañizares, “El ratón” Roberto Ayala, Rubén Baraja, David Albelda, Pablo Aimar e incluso el hoy entrenador de la Francia campeona del mundo en Rusia, Didier Deschamps. Todo bajo la dirección de Héctor Cuper.

Se fue en el 2001, justo cuando llegaba Rafa Benítez a hacerse cargo del equipo (que después conseguiría un campeonato local y una Copa UEFFA) a la S.S. Lazio de la Serie A de Italia, por 48.000.000 de euros, en ese entonces, una cantidad récord de un futbolista español hasta el momento.

Fue cedido para la 2002/03 al FC Barcelona en donde le tocó coincidir con dos jovencitos que jugaban en su puesto y hacían sus primeras armas en primera división: Andrés Iniesta y Xavi Hernández. “Eran unos aventajados a pesar de ser muy jóvenes durante mi etapa en el Barcelona. Ya eran jugadores de mucha calidad y por eso estaban allí”, recuerda Mendieta.

En ese momento nadie podía imaginarse lo que cosecharían ambos volantes tanto con el equipo catalán como con la selección española  pero a decir de Mendieta la clave de su éxito estuvo en  su humildad, capacidad de trabajo y de mejora.

Mendieta es embajador de LaLiga, la primera división española. (Gentileza)

“Estoy muy contento por si de alguna manera contribuí a que fueran mejores futbolistas. Es el ciclo del fútbol; yo aprendí de otros grandes jugadores y ellos seguramente han aprendido de otros con quienes estuvieron más en contacto y pasaron más tiempo. Al fin y al cabo, mi etapa en el Barcelona fue corta, pero siempre disfruté verlos jugar, desde que llegaron al equipo y lo seguiré haciendo hasta que se retiren”, remarca.

Recaló en el Middlesbrough FC de la Premier League inglesa y en el que permanece cuatro temporadas hasta su retirada en 2008.

Mendieta jugó 40 partidos con la selección española de fútbol entre 1999 y 2002. Marcó ocho goles y participó en la Eurocopa 2000 y en el Mundial de Corea y Japón 2002. En este último certamen, estuvo en el banco de aquel partido en el que su selección venció a Paraguay. En ese juego pudo comprobar la pasión y el amor que tienen los paraguayos por el fútbol.

“Deseo toda la suerte a la selección paraguaya en los futuros compromisos y que el fútbol sea un deporte que ayude a muchas familias y que ayude al país a tener ilusión. Creo que el fútbol es una potente herramienta social también que los gobiernos y países tienen que saber aprovechar”, dice en coincidencia con el inicio de un nuevo ciclo en la albirroja bajo la conducción de Juan Carlos Osorio.

Por otra parte, ya ve al recambio generacional en la roja posterior al mundial 2010 consolidado. Es un hecho y es presente. “Hay innumerables jugadores que ya han debutado y que son muy jóvenes. De la mano de Luis Enrique estos jugadores han vuelto a renacer ilusiones y expectativas en un equipo que durante el mundial (Rusia 2018) no dio ese nivel que todos esperábamos”, asegura.

El periodismo

El retiro no lo alejó de las canchas, lo ubicó en una nueva posición: se desempeña como comentarista de la cadena británica Sky Sports. Disfruta bastante de este nuevo rol dentro del futbol. “Me gusta trabajar con distintos medios en donde el ex futbolista es respetado, admirado y escuchado”, sostiene.

Ya como periodista entiende que su misión es aportar esa visión desde dentro del fútbol. “Para mí, lo principal es aportar desde el punto de vista de mi propia experiencia y desde mi propia visión; cómo veo y leo los partidos para hacerle entender o ver al espectador algo que quizás se le haya escapado”, asegura.

Antes de llegar a Sky le tocó aportar sus conocimientos y experiencias en otras partes del mundo e incluso con podcasters. “Eso me dio la posibilidad de empezar a trabajar aquí en Inglaterra”, resalta y agrega que lo seguirá haciendo mientras tenga algo que aportar y que a la gente le guste eso que tiene para decir.

En su etapa como futbolista se llevaba bien con los que hoy son sus compañeros. “Yo entendía que había una línea que ellos (los periodistas) no podían pasar y eso la prensa también lo entendía, con lo cual había una relación de respeto y cordialidad”, recuerda.

“Tengo amigos periodistas de la época en la que era futbolista y durante ese tiempo esos puntos estaban claros y se respetaban. Creo que eso es clave en una relación de periodista a deportista”, sugiere.

A sus 44 años, el nacido el Vizcaya lejos de vivir de sus recuerdos, los utiliza para seguir cultivando y ganando nuevos adeptos, ya sea a través de los micrófonos o desde las bandejas en algún “boliche”.

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Carta a la vida y al fútbol

Por Horacio Daniel Almada Montiel

Ahora me pongo a rememorar mi infancia y recuerdo que siempre quise ser delantero. Vienen pequeñas escenas a mi memoria de cuando jugaba lejos de los famosos tres palos, pero era inevitable ver en algún momento la seña de: “Horacio, vos ahora te quedás arquero”. Y todo tenía un motivo.

En los 'partiditos' de cada tarde con mis amigos en el barrio- San Martín de Ñemby- o algún desafío interbarrial, yo siempre hacía una, dos o hasta tres demás. Reconozco, me gustaba “chulear” (gambetear). Cierto, era un poco “pelota jara”, pero en la mayoría de las veces no pasaba mi pelota, porque no escuchaba a mis compañeros, entonces siempre terminaba en el arco. Obviamente, nací con algo especial para ser el “1” y aunque en principio creía que no era lo mío, siempre terminaba salvando a mi equipo con los guantes invisibles puestos.

Después de contar cómo terminé siendo arquero, me presento. Soy Horacio Almada Montiel, tengo 26 años y soy jugador de River Plate. Sí, el “Kelito”, el que ahora volvió a Primera, el que demostró que en Intermedia también se puede jugar bien, ese equipo que tiene un portero sordo. Ah, ese soy yo.

Algunos conocen mi historia, otros quizás habrán escuchado algo sobre mí y el resto seguramente ni idea tiene de quién escribe esto.

A ver... no sé por dónde comenzar esta aventura y desafío que me ha puesto la vida. Si por el ascenso que logramos o por mi historia tan particular como futbolista. Seguramente mezclaré ambas cosas, y es un poco por la emoción que me complica ser breve con lo que tengo para contar.

Accedí a relatar mi historia, y no precisamente para que la gente me tenga en cuenta por lo que me sucedió (por mi discapacidad auditiva), no quiero resaltar por el “aichinjaranga (lastima)”, sino por si mi logro sirva de motivación para alguien, por ser una persona que está construyendo su camino, a pesar de todas las dificultades y para decirles que sí se pueden conquistar los sueños.

Me siento una persona bendecida desde todo punto de vista y si ustedes creen que la vida es complicada, abran los ojos y dense cuenta. Complicada seguramente es para la gente que no tiene qué comer, en mi caso, mis padres -Atilano Almada y Susana Montiel- siempre hicieron todo para que no me falte nada. Complicada es la vida seguramente para las personas que padecen de enfermedades y no pueden hacer los que les gusta. Yo tengo esa bendición y disfruto de lo que más me gusta en la vida: el fútbol.

Les puedo asegurar que lo complicado y lo valioso está en pequeñas cosas, detalles de la vida, como escuchar a los pájaros en un amanecer, escuchar las cargadas de tus amigos del barrio o quizás escuchar las puteadas de algún jugador o hincha rival, o las felicitaciones de algún compañero, luego de una tapada que parecía imposible. Escuchar con todo un “te quiero” de mamá y papá. Valoren amigos, parece algo tan simple, pero les puedo asegurar que muchos darían lo que sea por esos “detalles”.

La historia de mi vida cambió totalmente a los 2 años. Tuve la mala fortuna de haber sido víctima de la meningitis, una enfermedad que puede llegar a ser mortal. Gracias a Dios salvé mi vida, pero quedé con sordera. Escucho solamente 20 % hacia el oído izquierdo y hace 24 años que me acostumbré a escuchar lo que puedo, poquito, para no decir nada.

Si bien ha sido dificultoso todo, nunca lo he considerado como un obstáculo que me pueda impedir a conquistar mis objetivos. Terminé el colegio. Estudié en una escuela normal y también aprendí a hablar en la escuela de sordos. Puedo decir que soy futbolista profesional y ahora vivo un sueño estando despierto.

Toda mi infancia se resume en una canchita de fútbol, desde que tengo memoria. Mis amigos, la pelota, esas tardes inolvidables de desafíos por una gaseosa o simplemente por esa cuestión de honor. Los que nacimos en un privilegiado barrio como el mío, sabrán de qué hablo.

Como conté al comenzar, como todos, mi objetivo era ser delantero, goleador, pero el fútbol y la vida me hicieron dar cuenta de que tengo otras virtudes y es precisamente evitar goles. Soy arquero desde chico, porque era el lugar en el que mejor me podía comunicar con mis compañeros.

Para cualquier padre, el bienestar de su hijo es evidentemente lo máximo, pero imagínense el de un hijo que tuvo una enfermedad tan peligrosa como la meningitis, que prácticamente no escucha y le cuesta hablar.

Aquí comenzó uno de los momentos más duros para mí, al menos que recuerdo. El fútbol es mi pasión; la pelota, mi compañera de siempre y mi familia, lo más importante de mi vida. Todo eso se mezcló. Ya pasaron como 18 años, pero lo recuerdo muy bien.

Un día vinieron unos amigos del barrio a invitarme para ir a practicar con ellos en un club. Me invadió una emoción tan grande, que fui corriendo a decirle a mis padres con una sonrisa imposible de describir.

Mi padre, -Atilano Almada-, no me dio una respuesta en ese primer momento, pero con un ceño fruncido me dio a entender todo. Luego de conversar con mi mamá -Susana Montiel-, me contestaron y por primera vez era algo que no quería escuchar: “NO. Es muy complicado para vos”.

Se me partió el alma en mil pedazos. El fútbol era una de las cosas que más feliz me hacía. Salí corriendo y llorando. Lloré muchísimo ese día.

En ese momento no entendía, pero ahora comprendo perfectamente a mis padres. Lo hicieron porque me querían, me protegían y ya no estaban dispuestos a soportar que algo malo me pasara. Además, quizás, por ahí tenían miedo de algún tipo de discriminación hacia mí.

Bueno, después del “NO” rotundo, me calmé, hablé con mis amigos y el chico de 8 años (yo), decidió desobedecer para disfrutar de la pelota. Salía todas las tardes. Mis padres creían que iba a la casa de uno de mis amigos, pero en realidad me iba a entrenar. Aunque no crean, practiqué casi un mes a escondidas de mis papás en la escuela de fútbol de Cerrito, en Ñemby. Sí, es una locura, pero nada me hacía más feliz que tocar un balón. Pero por insistencia, conseguí el permiso de ellos y me firmaron la ficha ¡Qué feliz fui es de día!

Fue así que gracias al fútbol, desde muy chico me fui adaptando a todo y a todos. Sino, quizás podría estar encerrado en mi casa, ser una persona antisocial y con miedo a ser discriminado por el simple hecho de no escuchar bien.

El fútbol para mí es todo. Se puede decir que mi debilidad es la pelota. Hay muchas cosas en la vida que le gusta seguramente a la gente, pero para mí, basta y sobra sentir la pelota, tirarme en el pasto, sentir el olor del césped, ensuciarse detrás de la pelota y rasparme todo como estamos acostumbrado los arqueros. Son pequeñas cosas que yo disfruto y mucho. Por eso insisto, las cosas que nos hacen felices, están en los pequeños detalles de la vida, solo hay que saber reconocerlos.

Soy muy feliz por todo, pero también les cuento que hay cosas que me dan miedo y que me han dificultado el camino.

En un momento de mi carrera, creí que no iba a poder ser jugador profesional. La gente decía “cómo un arquero que no escucha puede jugar, es imposible”. Mis condiciones de buen sacador con los pies y de arquero volador, siempre me lo hicieron saber, pero sentía que nadie confiaba en mí, hasta hace poco.

Deportivo Pinozá (de Primera C), fue el primero que me dio la oportunidad. Se jugaron por mí y yo hablé en la cancha. De a poco fui ascendiendo, hasta llegar a Resistencia, Fulgencio Yegros y River Plate. Pero casi siempre siendo suplente.

Cuando me veían atajar, muchos entrenadores se convencían, pero hay muchos prejuicios en todos lados. Pienso y pienso ahora en muchas cosas. Quizás pude haber tenido mi momento mucho antes, pero pocos confiaban en mí. Algunos ex entrenadores y ex compañeros creían que yo no podía llegar a jugar profesionalmente. Yo noté eso en la falta de confianza en ellos. Pero nunca bajé los brazos. Trabajé, trabajé, es lo único que tenía por hacer.

Hasta ahora me doy cuenta de varias cosas. Imaginate, a mis compañeros le costó tenerme confianza, porque yo no escucho en la cancha, entonces de por ahí es complicado advertirme sobre algunas cosas.

Voy a dar un ejemplo de cómo no me tienen confianza. No tomo como discriminación, pero un ejemplo es que en muchísimos partidos televisados, salí figura el partido. Lo sabía yo, mis compañeros y hasta los rivales que me felicitaban. La gente de la tele tiene miedo de hablarme y hacerme la nota. Mirá, yo entiendo todo y respondo. Vos, compañero (jugador), entrenador o periodista, o hincha, me decís bien las cosas, yo te entiendo y te voy a responder. Es más, si no le escucho bien a la persona, leo sus labios e interpreto. Leer los labios, agudizar mi vista y hasta mi sentido del tacto, son cuestiones que pude desarrollar por el impedimento que tengo para escuchar.

Siguiendo con los hechos que tropecé, voy a contar algo que ha sido para mí un problema. Aunque nadie sepa y se imagine, que es algo normal para todos, para mí puede llegar a ser lo peor y convertirse en mi mayor miedo: las reuniones en grupo.

Sí. Tengo miedo de que cuando llego a un equipo nuevo y me encuentro con compañeros nuevos, no se adapten a mí. Me da miedo por ejemplo esas reuniones de grupo. No es fácil, es muy difícil para mí. De repente pueden estar hablando de mí, conmigo y yo no entiendo. Eso me da temor. Nunca fue fácil en es sentido, cuesta y mucho. Ese grupal puede ser lo peor para mí, incluso en el vestuario antes de salir a la cancha. No tengo mucho para decir o a veces tengo algo de vergüenza.

Pero aquí estoy, superando los miedos y obstáculos, de eso se trata la vida y el fútbol especialmente.

Es increíble todo lo que me está pasando, estoy viviendo un sueño, por eso soy un agradecido a Dios.

Hablando de sueño, quería contar esto. Quizás fue un simple divague, imaginación mía o como quieran llamar, pero espero que se cumpla jaja...

Me considero un profesional, pero siempre le tuve mucho cariño a Olimpia, gracias a mis padres. Esto me pasó hace poco. Llegué un día de la práctica, me acosté y soñé despierto: Estaba en Para Uno, estadio lleno, un clima espectacular y Olimpia tenía la posibilidad de ser campeón contra nosotros -River Plate-. No sé cómo, pero en esa película que estaba proyectada en mi habitación, ganamos, fui figura y me aplaudió todo el estadio. Es hasta gracioso, pero no imposible. Soñar despierto también es estupendo.

Llegué a Primera. Para mí no es suficiente, me falta un poquito. Me veo jugando en la Nueva Olla, Defensores del Chaco, Para Uno. Me veo enfrentando a delanteros que vi toda mi vida en la tele. Tapándole quizás una jugada de gol a Nelson Haedo, a Roque Santa Cruz o “Tacuara” Cardozo. Me falta un poquito y aunque para muchos parezca imposible, mi siguiente paso, mi próximo objetivo, es la selección paraguaya.

Esa es mi pequeña historia, mis pequeños sueños cumplidos y por cumplir. Y como dije al principio, no me considero ejemplo de nadie, no quiere que me tengan lástima, solo quería compartir mis logros.

Para terminar, quiero dar las gracias a muchas personas. Hay demasiadas, pero voy a nombrar a algunas. A mis padres. Estoy donde estoy, gracias a Atilano Almada y Susana Montiel. Gracias por bancarme siempre, por luchar conmigo estos 26 años y por ser ejemplos de perseverancia para mí.

Al profesor Daniel Farrar, el que me entiende todo con una sola seña, el que sabe de mis caprichos, mis puntos débiles y fuertes. Nunca voy a olvidar ese día que me llegó el mensaje al whatsapp, cuando yo estaba en Fulgencio Yegros: “Crack, quiero contar contigo, ¿querés salir campeón?”. Gracias, 'profe'.

A mis compañeros, por la confianza que me tuvieron y me tienen, y por ayudarme a cumplir mi sueño de ser un jugador de Primera. Y por último a Dios, por permitirme disfrutar del fútbol y de la vida.

Seguramente dirán que cómo un jugador puede escribir esto. Les cuento que todo lo que se dice aquí es lo que pienso y lo que yo siento. Lo hice con la ayuda del periodista obviamente, que me ayudó a evitar los errores al escribir.

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Paraguay, donde se cambia un DT cada 12 días

esPor Christian Pérez/ TW: @chrisperezz7/ Contacto: cristian.perez@gruponacion.com.pỳ

Definitivamente Paraguay se volvió un país que odia los procesos en el fútbol. Haciendo un análisis frío desde el 2016, hasta el presente, los números encontrados son realmente escandalosos. Según los datos desde hace dos años y nueve meses, aquí se cambia un DT ¡cada 12 días! Impresionante.

Basándonos en los datos recogidos desde el 1 de enero del 2016, la Primera División del fútbol paraguayo se ha caracterizado por una inestabilidad terrible. 16 equipos ha jugado en la máxima categoría de nuestro fútbol y todos se pasaron coleccionando técnicos, a excepciones de unos que otros, que intentaron jugarse por un trabajo a largo plazo.

En 994 días, desde enero del 2016 hasta hoy -viernes 21 de septiembre-, se registraron 84 cambios oficiales de técnicos, sin contar los interinos. Haciendo un promedio entre las jornadas que han pasado desde el 2016 y la cantidad de profesionales que fueron removidos de sus cargos, se llega a un promedio exacto de 1 DT cada 11, 8 días, que redondeando son 12. Así es. Los estrategas han pasado a ser totalmente desechables y la planificación no existe; solo se buscan “bomberos” para salvar alguna emergencia.

En total se utilizaron 51 entrenadores, de los cuáles 30 fueron paraguayos y el resto, extranjeros. Los criollos son mayoría, pero mucho de ellos, como Jacquet, Jara Saguier, Víctor Genes, Roberto Torres y muchos otros, fueron “borrados” totalmente del mapa, mientras que algunos extranjeros pasan de fracasar de un equipo a otro. Es tanto el aprecio a los “foráneos”, que no se tienen en cuenta los números inmediatos y al parecer se eligen profesionales a ciegas.

Casi el 60 % por ciento fueron son paraguayos, mientras que en segundo lugar de preferencia están los argentinos, con un 19, 6 %, seguido por los estrategas charrúas, que cortan casi el 10 % de la torta. El resto se reparten entre españoles, colombianos, brasileños y hasta un venezolano, gracias a Cerro.

Desde el 2016 para adelante pocos son los que han podido culminar temporadas o año completo. Ni siquiera los grandes, Cerro y Olimpia, que también han sido víctimas de la mala planificación e inestabilidad penosa.

Los más duraderos

Daniel Garnero es el que encabeza el podio de entrenador más estable y con buen proyecto en un club. Estuvo 477 días en Guaraní, desde agosto del 2016, hasta diciembre del 2017, cuando decidió irse a Olimpia. El DT argentino logró mecanizar un gran equipo. Fue vicecampeón y campeón con el Aurinegro.

El español Fernando Jubero lo sigue como el segundo de mayor estabilidad, cuando estuvo todo un año (2017) en Libertad, club con el que rompió su maldición de eterno subcampeón.

Aunque parezca raro e insólito, el argentino Mario Jara, completa el podio de los entrenadores que más duraron en un equipo, en los últimos dos años y nueve meses. Llegó a sentarse por 285 días en el banco de Rubio Ñu, en la temporada 2016.

Toco y me voy

En contrapartida, los técnicos que menos tiempo han permanecido en sus puestos, fueron de equipos “chicos”.

El español Xavi Roura tuvo un paso más que fugaz en Rive Plate, en la temporada 2016, cuando el equipo del Barrio Mburicao quería encontrar un salvador en cualquier lado y a toda costa. Luego de 13 días de haber asumido y un partido dirigido, el DT europeo tuvo problemas con la directiva del “Kelito” y fue cesado del cargo.

Aldo Bobadilla ocupa el segundo lugar y no por haber sido echado, sino por ir en busca de una mejor oportunidad. El exarquero estaba al mando de General Díaz, club al que retornó en diciembre del 2017 tras su paso por Olimpia. Cuando parecía que comenzaría la temporada con el Águila, 17 días después de tomar las riendas, dejó el club luqueño para probar suerte en Libertad, donde tampoco le fue bien.

El tercer escalón de este “odioso” podio, lo ocupa el señor Francisco “Pancho” Rivera, a quien River Plate pidió auxilio durante su estadía en Primera, en el 2016. Estuvo en el cargo solo 19 días y el “Kelito” lo volvió a cesar, para recurrir a Miguel Pavani.

El club más inestable

Pero por supuesto, como no podía ser otro, el “privilegiado” lugar del equipo más inestable y que menos planificación real tiene, es Sportivo Luqueño. Solamente en los últimos dos años y algo, el equipo de la ciudad azul y oro realizó 11 cambios en el timón, con un promedio exacto de una variante cada 3 meses.

Probó con 9 estrategas distintos y el que más duró fue el argentino Javier Sanguinetti, quien estuvo cerca de ocho meses, entre junio del 2016 y febrero del 2017. Al que menos le aguantó, fue al también Argentino Adrián Coria, exasistente técnico del “Tata” Martino.

Coria solo duró 34 días. La presión de la gente y la “genial” directiva auriazul solo le aguantaron un mes. ¿Qué puede hacer un DT en ese tiempo?

Además de Sanguinetti, Luqueño probó en dos ocasiones con Eduardo Rivera, un conocido de la casa y Héctor Marecos, actualmente en Santaní.

El segundo club que más veces cambió fue el otro equipo luqueño, General Díaz. Tuvo ocho cambios de técnico y probó a seis entrenadores; el favorito fue siempre Aldo Bobadilla, quien está sentado en el cargo por tercera ocasión.

El tercer lugar está en manos de Sol de América, uno de los clubes más estables como institución, pero que ha perdido el sentido del proceso. Tuvo siete variantes en el cargo de DT y probó la misma cantidad de profesionales

Los DT's de siempre

Hay un selecto grupo de entrenadores que ha repetido constantemente, no solo en diferentes clubes, sino que ha tenido varios ciclos en un mismo equipo.

Mario Jara, el entrenador argentino, ha recorrido clubes como rubio Ñu, General Díaz, Luqueño y Deportivo Santaní.

Le sigue los pasos Héctor Marecos, quien también ha recorrido bastante. Tiene en su carpeta Luqueño, un par de veces, General Díaz, Capiatá, Sol de América y ahora Deportivo Santaní. “Gattuso” sorpendió en su momento con el “Depor”, pero después no ha logrado solidificarse definitivamente como un técnico top.

Y otro que últimamente ha recorrido una gran cantidad de clubes, es Gustavo Florentín. Comenzó probando de interino en Cerro Porteño y a partir de ahí, recorrió Capiatá, Luqueño y ahora Guaraní.

La realidad de los grandes

Los grandes no escapan de la realidad del fútbol paraguayo. En teoría deberían ser los clubes que apuesten a procesos serios y concretos, pero son parte de la inestabilidad. La obsesión por conseguir resultados inmediatos, sin importar el cómo, ha obligado tanto a Cerro, Olimpia y hasta Libertad, a cambiar constantemente de timón.

Ahora Olimpia parece encontrarle la vuelta a una planificación seria, con Daniel Garnero como DT. Los frutos comienzan a verse. El Decano es un equipo mecanizado y ha logrado mantener una regularidad, tanto en juego como en resultados. Han pasado casi diez meses y el estratega argentino sigue y más firme que nunca.

El Decano ha cambiado seis veces de técnico, sin contar los interinatos de Mauro Caballero, quien tuvo la posibilidad de ser permanente una vez y tampoco le fue bien. Con Garnero, van siete entrenadores que prueban desde el 2016, incluido Francisco Arce, quien venía dirigiendo desde el 2015.

En Cerro, la cosa pareciera costumbre últimamente. Este año ya tuvo tres técnicos. Comenzó con Leonel Álvarez, experimentó con Luis Zubeldía y ahora parece tomar la cosa en serio y a largo plazo, con Fernando Jubero, quien se ha caracterizado por trabajar siempre apostando a una especie de proceso, al menos eso hizo en Guaraní e intentó con Olimpia y Libertad.

El Ciclón no solo probó a diferentes técnicos, sino además con distintas nacionalidades. Trajo por primera vez a un venezolano, César Farías, quien habló más de lo que su equipo jugó; también experimentó con un colombiano, Leonel Álvarez, con quien salió campeón y parecía encaminar un proceso serio. En el camino también estuvieron Gustavo Morínigo, Gustavo Florentín y dos interinatos.

Por su parte, el Gumarelo no ha podido consolidar un planificación seria. Lo mejor que tuvo en los últimos tiempos, fue el español Fernando Jubero, quien duró un año. Con Roberto Torres también logró un campeonato, pero no bastó para que le aguanten.

Eduardo Villalba está haciéndose cargo del equipo por segunda vez en los últimos tiempos y hasta ahora, los resultados no le han dado la razón a su forma de plantear los partidos.

El resto de los clubes

Guaraní

Nacional

Capiatá

3 de Febrero

Trinidense

General Caballero ZC

Independiente CG

 

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