Colombia pierde por lesión a un importante referente

Tras el triunfo por 2 goles contra 0 ante Argentina, el delantero colombiano Luis Muriel se perderá lo que resta de la Copa América de Brasil-2019 por una lesión de ligamentos en la rodilla izquierda sufrida en el partido ante los albicelestes, informó este domingo la Federación Colombiana (FCF).

"Muriel sufrió una lesión grado II del ligamento colateral medial de su rodilla izquierda, sin presentar lesiones asociadas a la misma", señaló la FCF en su cuenta oficial en Twitter.

"Se pronostica que su tiempo de recuperación será aproximadamente de 5 a 7 semanas, para poder retornar a las canchas, por lo cual no participará del resto de la competencia", agregó la entidad.

Muriel, cedido por el Sevilla a la Fiorentina en la temporada pasada, sufrió una fuerte falta de Leandro Paredes a los 8 minutos del partido que Colombia ganó en el debut de ambas selecciones en el Grupo B del torneo, en el estadio Arena Fonte Nova en Salvador.

Su reemplazo dos minutos después fue Roger Martínez, delantero de las 'Águilas' del América que convirtió el primer gol de los cafeteros a los 71 minutos.

El segundo tanto lo anotó Duván Zapata, segundo goleador del Calcio con 23 anotaciones jugando para el modesto Atalanta, a los 86 minutos.

La lesión de Muriel supone un golpe duro para Colombia después de la euforia ante la Albiceleste, ya que el reglamento de la competición sólo permite a las asociaciones participantes realizar cambios en la lista oficial 24 horas antes del primer partido.

En el mismo comunicado, la Federación informó que el volante Wilmar Barrios, del Zenit ruso, "presentó un trauma de rodilla en hiperextensión sin mayores consecuencias".

"El mediocampista ya inició su proceso de recuperación y estará a disposición del cuerpo técnico de la Selección Colombia en los próximos días", señaló la FCF.

Colombia, con un título de Copa América en 2001 cuando fue anfitrión del evento, enfrentará el miércoles a Catar en Sao Paulo, por la segunda fecha de la llave.

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El gran desafío comienza hoy

Por Óscar Gómez Verdina

oscar.gomez@gruponacion.com.py

Fotos Nadia Monges

Han pasado ya 40 años de la segunda y última consagración de la selección paraguaya a nivel continental y Aldo Florentín sigue sin encontrar palabras para describir la sensación que recorre el cuerpo al levantar el trofeo. “Ganar la Copa América es inexplicable”, admite quien fuera capitán de la Albirroja en el juego definitivo ante Chile, el 11 de diciembre de 1979 en el estadio José Amal­fitani de Buenos Aires.

Hoy la selección paraguaya inicia un nuevo camino en esta competencia e indepen­dientemente al momento que atraviese, la ilusión siempre está. Especialmente la del capitán campeón de Amé­rica, quien nunca se despega de su buzo albirrojo aunque asegura preferir alentar a Paraguay desde su casa y no en el estadio, a causa del fana­tismo desmedido que puede alcanzar durante los parti­dos. “Mirando desde afuera me pongo muy nervioso. Soy muy fanático. Quiero tanto a la selección que vivo de una manera extraordi­naria. Vibro con Paraguay esperando que salgan bien las cosas. Por eso muy pocas veces voy a la cancha cuando juega la Albirroja, porque me pongo muy nervioso y pre­fiero estar así en mi casa viendo por televisión”, se sincera.

Consagración y capitanía

Cuarenta años atrás, la Copa América tenía un for­mato completamente dis­tinto al actual. Sin sede fija y con partidos de local y visi­tante, todas las selecciones debían viajar constante­mente para jugar sus parti­dos entre julio y diciembre. Antes de la “finalísima” en Argentina, Paraguay y Chile ya habían disputado la final de ida y vuelta en Asunción y Santiago. En nuestra capital fue una goleada contundente del combinado nacional: 3-0 con doblete de “Romerito” y uno de Milciades Morel. Mientras que en Santiago, los locales aseguraron el tercer partido al triunfar por 1-0.

Tras el empate sin goles en tiempo normal y en el suple­mentario, la Albirroja se adjudicó el título, tomando en cuenta la mejor diferen­cia de gol en la sumatoria de los tres juegos. Paraguay era una fiesta. En las dos primeras fina­les Aldo Florentín no estuvo entre los titulares.

En el Defensores del Chaco ingresó a los 62’ en lugar de Luis Torres y en el Nacio­nal de Santiago, lo hizo por Carlos Kiese al inicio del segundo tiempo. Pero en la semana previa al partido en el estadio de Vélez Sarsfield, el por entonces melenudo mediocampista recibió el llamado del entrenador Ranulfo Miranda, quien le comunicó que además de ser titular, portaría el bra­zalete de capitán ¡con ape­nas 22 años! “Él (Miranda) era un gran técnico. Luego de los dos primeros partidos habló conmigo y me dijo que depositaba toda su confianza en mí, poniéndome como capitán en la final de Buenos Aires. Fue algo inolvidable y creo que no le decepcioné”, recuerda.

Unidad

Por la complicación que representaba juntar a todos los futbolistas para tener que viajar y jugar los partidos, aquel plantel contaba con 32 jugadores, nueve más de los que conforman las seleccio­nes que participan de la Copa América en Brasil. Florentín rememora un momento espe­cial de aquella competencia, cuando por la última fecha del grupo C debían jugarse la clasificación a las semifinales al visitar a Uruguay en el esta­dio Centenario de Montevi­deo, sin poder contar con los futbolistas de Olimpia, quie­nes se preparaban para jugar la Copa Intercontinental ante el Malmö de Suecia. “Aquel partido fue quizá el más difí­cil que tuvimos.

Los jugado­res de Olimpia no estaban en el plantel y necesitábamos un empate en el Centenario para clasificar. Jugar en ese esta­dio nunca fue fácil y menos en aquella época. Muy pocos apostaban por nuestra cla­sificación, pero los mucha­chos dejaron todo, la unidad que había en el grupo era algo único, era lo que mejor caracterizaba a ese plantel”, recuerda, agregando cómo se había desarrollado el partido: “Nuestros dos goles los marcó Eugenio Morel. Primero mar­camos nosotros, pero en el segundo tiempo ellos dieron vuelta. Cuando faltaba poco para que termine, Morel anotó el empate y la clasifi­cación a la semifinal”.

Actualidad y juventud

Sin dudas Florentín es una palabra autorizada para hablar sobre la selección y su actualidad. En su aná­lisis, rescata la juventud del plantel e insta a estos a ponerse el equipo al hom­bro durante el proceso de reformación de la Albirroja.

“Pienso que se puede hacer una buena Copa América porque tenemos varios juga­dores de mucha proyección en el exterior, más allá de su juventud. El equipo toda­vía se está probando, el poco tiempo de trabajo muchas veces complica y por eso es importante que los juga­dores se pongan el equipo al hombro y dejen todo en la cancha. Si todavía no se puede plasmar a la perfec­ción la idea de juego del téc­nico, mucho depende de lo que hagan los jugadores, ellos se tienen que esmerar y ponerse el equipo al hom­bro. Esa era una de las virtu­des de aquel equipo del 79; nosotros podíamos ganar, empatar o perder, pero la camiseta se transpiraba. La actitud dentro de la cancha era innegociable”, asegura.

 

Recuperar la relación

De un tiempo a esta parte y tras quedar fuera de los últi­mos dos mundiales, la rela­ción hinchada-selección quedó deteriorada en cierta manera. Para el encargado de levantar el trofeo de campeón en 1979, es vital el papel de los jugadores en la reconstruc­ción de esta relación. “Inde­pendientemente a los resul­tados, yo creo que la gente volverá a sentirse identificada y motivada si ve a los jugado­res entregándose al máximo en la cancha”, expresó. “Pienso que los chicos van a querer demostrar que están hechos para la selección. Estamos para grandes cosas y ojalá que con estos jugadores la bandera paraguaya pueda flamear nuevamente en el próximo mundial”, finaliza.

Vinculado

Florentín nunca se desligó por completo del fútbol. Tras abandonar la práctica, pasó a un costado del campo de juego para ser entrenador. Actualmente dirige al 3 de Noviembre del barrio San Pablo, equipo con el que debutó el fin de semana pasado, derrotando 1-0 a Recoleta, por el torneo de la Primera División B.

Referentes

“‘Gatito’ Fernández creció enormemente. También tenemos a Gustavo Gómez y Rodrigo Rojas como referentes y jugadores clave de este plantel”, refirió Florentín. Agregó que la velocidad de Miguel Almirón será importante también para el equipo.

Comparación

Al mencionar la velocidad de ‘Miggy’, Aldo Florentín recordó a Evaristo Isasi, Amado Pérez y Pedro Nelson Fleitas como los jugadores más rápidos del plantel campeón de América. “Eran rapidísimos y eso hizo que se ganen el cariño del hincha, a la gente le gusta ver a los jugadores veloces”, expresó.

Retorno

Tras volver de Buenos Aires con el trofeo en mano, Florentín cuenta que Asunción era una fiesta y que hasta tuvieron problemas para bajar del avión por la gran cantidad de gente que fue hasta el aeropuerto para recibir a los campeones. “La gente confiaba plenamente en nosotros y fueron a agradecernos en masa”, contó.

Fuente. La Nación Impresa

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Romerito, un "Dios" en Río de Janeiro

Enviado especial: Christian Pérez (Río de Janeiro)

"Está Pelé, luego Maradona y después ya viene Romerito", explica con voz efusiva un taxista, expresando su admiración total hacia el paraguayo Julio César Romero. El exjugador del Fluminense es considerado una leyenda en Río de Janeiro.

Los hinchas del Fluminense lo adoran, los eterno rival, Flamengo, lo respetan y admiran en demasía. Lo que representa "Romerito" en el fútbol carioca es extraordinario. Con solo escuchar un acento paraguayo o la palabra Paraguay, los brasileños directamente preguntan por el ex ídolo del "Flu" y la selección paraguaya.

Dentro del museo del estadio Maracaná están las grandes estrellas del fútbol mundial y que pasaron por ese escenario y el único guaraní que dejó su huella literalmente en el salón de la fama, es Julio César Romero, quien tiene un rincón especial en el mítico coliseo de Río.

"Romerito"comparte el salón de la fama, junto a estrellas como Pelé, Maradona, Ronaldo, Ronaldinho y muchas otras superestrellas, que tienen su rincón particular en el museo del fútbol.

El exdelantero paraguayo estuvo cinco años, desde 1984, hasta 1989 en el Fluminense, convirtiéndose en una verdadera leyenda. Fue artífice del segundo título oficial del "Flu" en el Brasileirao, en el 84, luego de esperar 24 largos años. Además también conquistó en los años siquientes, dos campeonatos cariocas.

 

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