Por Christian Pérez/ TW:@chrisperezz7
El futbol como la vida, tiene sus vueltas y sus revanchas. Momentos tristes y otros de extrema felicidad, en las que hay que saber sobrepasar y disfrutar. Las malas aparentemente ya han pasado por la carrera deportiva de Marcelo Estigarribia, el mediocampista paraguayo de 32 años, que se ha reinventado en Colón de Santa Fe y está a las puertas de conseguir el título más importante de su carrera como jugador.
No le gusta demasiado exhibirse en los medios o ante la gente, pero la final de la Copa Sudamerica le obligó a renunciar un poco a su perfil bajo característico, algo que mantuvo incluso cuando ganó la Serie A con la Juventus en el 2011, convirtiéndose en el primer y único paraguayo en conseguir un título en Italia.
Su carrera como futbolista ha tenido altibajos y está convencido de que es la hora de repuntar y volver a tocar techo. En una etapa de madurez total y gran nivel con el Atalanta (2014), tuvo la desgracia de romperse los cruzados, algo que marcó su carrera. Después de eso sufrió una desmotivación futbolística muy marcada y quedó expuesta en sus etapas irregulares, tanto en Cerro como en Jaguares de Chiapas.
En el 2017 llegó sin mucho ruido y pocas expectativas quizás a este Colón de Santa Fe, club que le inyectó de nuevo la ambición que tanto necesitaba. Como lo dice él mismo, volvió sentirse importante, querido, valorado y ha pagado con grandes actuaciones, siendo hoy día pilar del equipo que disputará una final continental.
Ya no es el mismo Estigarribia de la Juventus y de la selección paraguaya, que desbordaba constantemente y que su principal virtud estaba en el duelo “mano a mano”, al que le emocionaba tirar gambetas sobre la raya y confiarse en su excesiva velocidad. Ahora es un hombre mucho más práctico, táctico e inteligente. No abandona del todo las aventuras individuales, pero se preocupa más por distribuir, cubrir espacios, metiéndose mucho más al medio, gracias a su precisión con los pases.
Entrega, valentía y polifuncionalidad para desempeñarse como volante izquierdo, enganche, mediocampista interno y hasta lateral izquierdo, lo hacen hoy día titular indiscutible en el equipo que se ganó el cariño del continente al llegar hasta la final de la Copa Sudamericana.
Cada título es único sin dudas y es complicado comparar, pero ganar la Sudamericana estaría incluso un escalón arriba de la Serie A, que ganó con el mítico equipo de la Juventus, por ser un torneo continental y porque se jugará en el estadio de un club que lo identifica mucho.
Lo paradójico es que cuando estuvo en Cerro, fue parte de la construcción, fue testigo de cada ladrillo que cimentaba la Nueva Olla, pero nunca tuvo la oportunidad de disfrutar un partido ahí adentro. El momento llegó y qué oportunidad, ya que puede coronarse ante su gente, ser profeta en su tierra y en el estadio que siempre soñó gritar campeón continental, aunque seguramente con otra camiseta.
¿Cómo se viven los días previos a un partido que puede marcar un hito histórico?
Y te digo que hasta ahora, a unos días antes, me siento tranquilo, pero también busco aislarme de todo. Es un partido hermoso que todos quieren jugar y pocos pueden. Particularmente trato de aislarme de todo para no autopresionarme.
Pero ¿cómo se hace para no caer en esa ansiedad, euforia que viven todos en Sana Fe?
Con el correr de los años, las emociones las controlo mejor. No me hago la cabeza como quizás hacía antes. Cambié eso de desesperarme, a disfrutar el momento, que es único. Casi no veo redes sociales y no vivo en la ciudad misma, eso me ayuda a no meterme en la “locura” que viven todos.
Con sinceridad total, ¿a inicios de la Sudamericana, pensaban que podrían llegar hasta el último partido?
Ni el más optimista hincha creía que esto podría pasar. Al principio, no. Ni yo creía, pero después de pasar Deportivo Municipal, Argentinos Junios y ver las llaves que nos quedaban, ahí ya empezamos a soñar en serio. Hablábamos entre nosotros y nos íbamos convenciendo.
¿Sentís o creés que vos particularmente vas a jugar de local?
Por la cercanía, Colón va a ser local, pero para mí particularmente es algo insólito e inesperado. Imaginate jugar una final internacional en tu país y justo en el estadio Cerro, un club con el que estoy identificado.
Esto es algo soñado, lo más lindo y hermoso que me ha tocado en mi carrera y espero que se corone con el título.
¿Cómo estuvo Santa Fe en estos días?
La gente está ansiosa. Yo salí lo menos posible, me aislé casi como te dije. Apenas salís y la gente te mira como un héroe. Por ejemplo en estos días una persona me dijo en la calle: “Gracias. Ni mi abuelo, ni mi papá pudieron vivir esto”. Es algo único lo que está pasando.
Hay gente que vende cosas por la calle, hace polladas, todo por ir a Paraguay. Un hincha me dijo que llegaría en moto.
Se habla mucho de Colón, pero el rival es muy bueno...
Totalmente. Para mí, los favoritos son ellos.Vienen jugando hace tiempo, con un proyecto de años, pero es una final y todo puede pasar. Somos conscientes que tenemos que hacer el mejor partido de nuestras vidas si queremos quedar en la historia grande.
Estás pasando por tu mejor momento y luego de mucho tiempo mantenés una regularidad. ¿Qué pasó de un tiempo a esta parte?
Después de la lesión que sufrí en el 2014 (rotura de ligamentos cruzados) me costo demasiado volver a ser yo mismo en el campo de juego. Creo que todo pasó por el tema de la confianza. Desde que llegué a Colón, me sentí importante, valorado, querido y me dieron demasiada confianza.
Viste que cuando jugás al límite no podés fallara casi. En Colón volví a arriesgarme, volví a sentir que si fallaba una jugada, iba a tener otra oportunidad. En Cerro, en México tenía esa duda siempre y ante de hacer algo ya pensaba qué pasaría si me salía mal. Aquí no, me siento importante, en eso te resumo.
A un toque...
Mejor compañero: Christian Bernardi
El jugador o los más preponderantes: “Pulga” Rodríguez y Leonardo Burián.
Cábala: No tengo. Quizás voy al baño muchas veces antes de cada partido.
Promesa: Tengo, pero voy a contar después del partido.
Se duerme el día previo a la final: Con alguna pastilla, la única manera.
