Siete meses antes de que comiencen los Juegos Olímpicos "Tokio 2020", fue estrenado de manera oficial este primero de enero, el nuevo estadio Olímpico de Tokio, con la celebración de la gran final de la Copa del Emperador de fútbol.
Con una capacidad para 68.000 personas y detalles que destacan el gusto nipón por la naturaleza, el estadio quedó inaugurado por el primer ministro japonés, Shinzo Abe, tres años después que comenzara su construcción.
La obra costó 156.900 millones de yenes (1.290 millones de euros/1.435 millones de dólares), ligeramente por debajo de lo presupuestado inicialmente y después de que se desechara el modelo original por su excesivo costo
El recinto deportivo “Dejará una marca en la historia", afirmó Abe en la inauguración, a la que asistió, entre otros, el arquitecto responsable de la obra, Kengo Kuma.
El estadio fue construido en el espacio que ocupaba el antiguo, que albergó los Juegos Olímpicos de 1964. Este nuevo escenario será sede del atletismo y de las ceremonias de inauguración y cierre de los Juegos Olímpicos 2020, que comenzarán el próximo 24 de julio en la capital nipona.
En un recorrido ofrecido a los periodistas por los responsables de la construcción, se destacó el énfasis medioambiental y la apuesta por la naturaleza que se ha querido dar al recinto.
Los asientos de las gradas, por ejemplo, están pintados con cinco colores, con una distribución aleatoria, destacando el marrón en las primeras filas, el verde en las del medio y el blanco en las finales, para emular la imagen de un bosque.
El primer nivel de las gradas tiene una inclinación de 20 grados, el del medio de 29 y el último de 34, creando así la sensación de una atmósfera envolvente. El techo está sujeto con vigas de acero, pero también de madera, traída de todos los rincones del país y que es el elemento principal de la arquitectura tradicional japonesa.
Las vigas cruzadas del techo y el círculo central descubierto, así como la progresiva inclinación de las gradas, brindan la sensación de que los espectadores están dentro de un enorme nido. Ahora se están plantando decenas de miles de árboles en el espacio que rodea el estadio y los pasillos exteriores están regados con plantas, para reforzar el deseo del arquitecto que en la obra destaque la madera y el verde, para buscar la sensación de un “árbol viviente”.
Los detalles incluyen también en el perímetro exterior socarrenes que asemejan los aleros de los tejados de las casas niponas.
Como una de las señales de su apuesta medioambiental, el Estadio Olímpico recogerá el agua de lluvia para que sea reutilizada en la irrigación del césped central, de las plantas y los árboles del recinto.
La construcción sufrió un retraso respecto a la fecha programada inicialmente porque el proyecto original, un extravagante diseño de la arquitecta anglo-iraquí Zaha Hadid, fue desechado por su excesivo costo. El relevo lo tomó Kengo Kuma, responsable de obras como el Museo de Arte de la Prefectura de Nagasaki, que buscó darle una apariencia más austera y fiel al gusto nipón por la naturaleza.
El estadio fue estrenado el primero de enero con la final de la 99ª edición de la Copa del Emperador de fútbol, oportunidad en que se consagró campeón por primera vez en su historia el Vissel Kobe de los jugadores españoles Andrés Iniesta y David Villa, tras derrotar al Kashima Antlers por 2 goles contra 0.