“Tengo esta tonada, pero mi sentimiento por Paraguay nunca va a cambiar”

Por Christian Pérez/ TW: @chrisperezz7

“No es por vender humo o para que a uno le tiren flores, pero aunque tengo esta manera de hablar (tonada), yo nací en Barrio Obrero, en el hospital de Barrio Obrero y los sentimientos no los cambié nunca, a pesar de esta tonada que algunos critican”.

Es uno de los extractos de la extensa charla con el futbolista paraguayo más ganador de torneos internacionales, Claudio Morel Rodríguez, quien se muestra orgulloso de sus orígenes y de haberse criado entre 10 Proyectadas, Alberdi, donde estaba la casa de su abuelo, como así también las calles 15 de Agosto, Atenas y 14 de Mayo, pegados a su querido Presidente Hayes, en el populoso Barrio Tacumbú de Asunción, donde comenzaba a patear las primeras pelotas.

El cariño a Paraguay lo resalta en cada línea y con el correr de la conversación va teniendo más sentido. Morel, quizás el mejor lateral izquierdo en la historia de selección guaraní, recuerda siempre los cuestionamientos hacia él, su tonada (hizo toda su carrera en Argentina) y los famosos episodios en los que no se le veía cantar el Himno Nacional, tanto en la Copa América de Venezuela, como en las Eliminatorias.

La magnífica charla entre el multicampeón continental que hoy vive en Buenos Aires y esta página, se da en medio fechas especiales, como la Independencia del Paraguay y el día de la madre (para nuestro país). Justamente el cumpleaños de doña Teresa, su progenitora, fue en estos días y aunque sabe que no es una nota que será publicada al instante, igual aprovechó para saludarlo. “Quiero decirle que la adoro y que pronto nos veremos”, señala, convencido de que el mensaje llegará, aunque igual tiene contacto con su mamá cada día.

Claudio Morel Rodríguez es hijo del famoso goleador Eugenio Morel, campeón de América con Paraguay en 1979. Le tiene una admiración tremenda a su progenitor, tanto como persona y jugador. Si bien ganó tres Copa Sudamericana, una Copa Mercosur, una Copa Libertadores y tres Recopa Sudamericana, para el lateral zurdo, lo que consiguió su padre, quizás puede ser más importante que sus 8 títulos continentales.
Morel Rodríguez es el hombre récord además de la Copa Sudamericana. Hasta ahora es el único jugador que pudo levantar 3 veces ese trofeo. Conquistó dos con Boca Juniors y una con San Lorenzo de Almagro.

Relajado, tras hacer las tareas de la casa y ver que los chicos están haciendo los deberes, se soltó y habló de todo, con total naturalidad. Además de su amor por Paraguay y la selección, cuenta de lo que aprendió en el fútbol amateur. Realmente su carrera profesional terminó en Paraguay, exactamente en 12 de Octubre, pero su aventura en el fútbol no tuvo final ahí. Tuvo aventuras por el fútbol del interior de Argentina, como por ejemplo al vestir la camiseta Maderense, un club de la Liga Amateur de Pehuajó. Cada fin de semana tenía que recorrer 900 kilómetros aproximadamente para un solo partido. Asegura que la pasión la sigue teniendo como el primer día y eso le da energías.

Posteriormente fue a disputar el torneo del Federal C argentino (Quinta División), con el Racing de Madariaga. En los últimos tiempos se puso a jugar y dirigir en los torneos de La Asociación Deportiva Country Canning, obviamente mucho más amateur. Pero a él poco le importa: “Yo quiero ganar siempre”, resalta con mentalidad ganadora de siempre.

  • ¿Qué hace Claudio Morel Rodríguez en este tiempo de cuarentena?

Hago de todo en casa. Desde la cocina, jardinería, limpiar la piscina. Hacemos un poco de tarea con mis hijos (Tiziano y Eliel). También jugamos al fútbol y entrenamos a la tarde.

  • ¿Película, algo de PlayStation?

Netflix es fundamental. Todo lo que sea fútbol, a full lo vemos con ellos. La Play la dejé hace 2 años, porque mis hijos juegan increíble y siempre me goleaban. Encima te gritan los goles en la cara. No, eso no se puede. No me gusta perder y con ellos es imposible.

  • Cambiando un poco de tema y hablando de tus últimas experiencias en fútbol, ¿cuál fue tu última aventura?

Antes de que pase todo esto, estaba jugando un torneo de la Asociación Deportiva de Country Canning. Estoy en dos categorías: mayores de 30 y 40. También dirijo unas categorías menores y me encanta.

  • Antes de eso estuviste por ligas regionales, a kilómetros de tu casa. Después de ganar tanto, ¿qué te motivaba a seguir dándole a la pelota?

El fútbol yo lo vivo con la misma pasión de siempre. No quiero perder nunca, me exijo como mi primer partido. Estuve primeramente en Maderense, en una Liga Regional. Tenía que recorrer más de 400 kilómetros de ida y lo mismo a la vuelta, obviamente.
Luego fui a Racing de Madariaga, en la Federal C. Me quedaba como 3 horas de viaje.

No jugás en un estadio con 50 mil personas, son 2 mil los que están en la cancha, pero se vive con la misma pasión, por más que sea un vestuario chiquito y no tan cómodo.

También me di el gusto de jugar fútbol playa compartiendo equipo con mi hijo mayor. Participamos en la liga profesional de Argentina, eh.

  • Y contanos cómo fue esa experiencia en el fútbol no profesional…

Lo disfruté mucho. Por lo que uno consiguió en el fútbol, al principio te tratan algo diferente, pero les hago entender que todos somos compañeros. Los más chicos me preguntaban cómo era el vestuario de Boca, de San Lorenzo. Muchos me miraban y no creían tanto. Es que antes hasta usaba vinchita para atajar mi pelo y en ese tiempo jugaba pelado (risas).

  • ¿En el fútbol amateur encontraste más sinceridad por decir, que en el fútbol profesional?

Yo creo que hice más amistades en el fútbol amateur que en toda mi carrera profesional. Con eso no te digo que no hice cuando jugaba en clubes y selección. Te digo algo, yo siempre fui el mismo, antes de ser jugador, cuando fui profesional y ahora. A ver, no lo hago para que me feliciten, es una forma de ser, porque tuve unos padres que me educaron sobre lo correcto y me inculcaron el respeto.

Pero como en todo ámbito de la vida, en el fútbol no todo es lindo, hay mucha envidia. Los que te miran de reojo y te sonríen con poca sinceridad.

  •  ¿Qué te dejó el fútbol?

Y mucha gente maravillosa. Amigos, amigos reales, pocos, pero los valoro al máximo. A nivel material conseguí todo gracias al fútbol. Por suerte puedo darme mis gustos y mi familia está bien, que es lo que más me importa.

  • Para muchos, el fútbol tiene su crueldad. Estás en buen nivel y sos un ídolo, pero si no estás rindiendo o ya te retiraste, poca gente te recuerda… ¿Es así?

Tuve la gracia de Dios que me tocó ganar muchísimas cosas en el fútbol y hasta el día de hoy me recuerdan, tanto de Boca, como la selección. Pero a veces me pongo a pensar y quizás en su momento, había periodistas o conocidos que no me dejaban dormir y al día de hoy ya no te envían un mensaje. Es ahí donde uno va seleccionando a personas. Cuando estabas arriba te llamaban todos los días y ahora…

  •  Es un tema sensible, pero tenía que preguntarte: ¿En su momento te tocó ser discriminado por ser paraguayo, ya sea en Argentina o España?

Alguna que otra vez al que se le escapaba algunos temas despectivos, le dejé muy en claro sobre mí y el respeto que hay que tener. Está el “paragua” despectivo que sabés bien por el tono, pero también está que es con respeto y cariño. Alguna vez eso de muerto de hambre también escuché, pero como te dije, depende de uno hacerse respetar.

  • Entonces, te hiciste respetar y dejaste en claro en orgullo de ser paraguayo…

Somos todos iguales, como al comienzo de la charla te dije. Si a mí me respetás, yo te respeto a vos. Me tocó estar en España, allá usan mucho el "sudaca" despectivo. ¿Porque sos europeo, sos más? No amigo, la nacionalidad no te define como superior o inferior.
No es por vender humo o para que a uno le tiren flores. Tengo esta tonada, esta manera de hablar, pero yo nací en Barrio Obrero, en el hospital de Barrio Obrero y mis sentimientos no los cambié nunca, nunca va cambiar.

Morel Rodríguez tuvo su paso por el fútbol español, en La Coruña. Foto: AFP
  • Pasemos al tema selección: ¿Por qué cuesta tanto encontrar un nuevo Morel Rodríguez?

Mirá, para mí no es cuestión de apellidos. Estuve en el fútbol paraguayo el último año y medio de mi carrera profesional. Me di cuenta que ahí no se trabaja, no se busca eso. Nadie busca perfeccionar o pulir a un lateral por decirte. Eso se hace desde las inferiores.
Hoy día los chicos te dicen que quieren ser Messi, Ronaldo, Agüero y no se les guía diciéndole que tienen potencial para ocupar otras posiciones.

  • Sos un histórico, palabra autorizada, ¿por qué Paraguay fracasó tanto tras la camada de Sudáfrica 2010?

Esa palabra, no. No me gusta la palabra fracaso, menos con la Albirroja. Hubo muchas cuestiones. No quiero que se tome a mal, pero pienso que dejamos la vara muy alta y seguramente no se hicieron bien las cosas. Mucho no puedo hablar de lo que no viví.

  •  ¿Por qué era tan especial ese grupo que se formó con Gerardo Martino?

La selección de Sudáfrica tenía las famosas cuatro patas de la mesa: cuerpo técnico, jugadores, dirigentes y la gente. Todos estaban convencidos. En aquella selección todos éramos iguales. No importaba qué ganaste, en qué club jugabas. Ahora pienso y se me eriza la piel. Vos mirabas las calles y la gente salía a la ruta para verte pasar. Imaginate, esa gente te vía dos segundos en el bus y estaba más que feliz. De corazón, eso no tiene precio. Lo voy a decir siempre, la plata no va a poder comprar nunca ese cariño que sentimos.

  • - Hablanos del “Tata” Martino…

El “Tata” Martino fue el mejor entrenador de mi carrera y nunca lo tuve en un club, con eso te digo todo. Él tenía todo. Sabía cómo manejar el grupo, cómo le llega al jugador. Tenía un carisma y una facilidad para convencerte.

  • Esa unidad del que hablás fue sin dudas clave y se notaba, pero ¿había alguien con el que mejor te llevabas? En muchas fotos se te ve muy cercano a Édgar Barreto, por ejemplo.

Uff, los quiero a todos. A mí me cuesta mucho eso de mensajear y escribir seguido con mis amigos. Y tenés razón lo de Édgar, compartía bastante con él en la selección. No le mensajeo seguido, pero es de las personas que más aprecio. Es un ser humano excelente. Disfrutaba mucho cuando estábamos en la selección. Es uno de los tipos más geniales que conocí. Yo concentraba con Cristian Riveros y el poco tiempo nos alcanzaba para charlar de todo con Barreto.

Morel Rodríguez y Édgar Barreto. Foto: AFP

Sonará masoquista, pero es inolvidable el partido épico contra España. ¿Recordás ciertas imágenes mentales de aquel juego?

No lo dudes. Tengo cada una de las imágenes en mi cabeza. Escucho el momento exacto del silbato final. Solo queda angustia. No hay nada para reprocharse, pero igual, enseguida uno se pone a pensar en ¿por qué no hicimos esto o lo otro? Me acuerdo el abrazo con Bonet, después se acerca Rambert a hablarme. De los españoles no recuerdo ni qué me dijeron.

Entramos al vestuario y si bien algunos no paraban de llorar, otros con impotencia, nos miramos todos la cara y nos dijimos que nadie se puede reprochar nada. Dimos todo. Los que fueron al dóping, dijeron que los españoles no podían creer lo que habían sufrido. “Pensamos que quedábamos afuera”, dijo uno de ellos.

Todo Paraguay quedó devastado tras caer ante España. Foto: AFP
  • El penal de “Tacuara”…

Cuando estabas allá arriba sos el mejor, y cuando fallás, sos el peor. Contra Japón, “Tacuara” era el ídolo máximo, pateó espectacular, hicimos historia. ¿Y porque falló ante España es el peor del mundo? No. Hay que tener esa personalidad para patear. Él tuvo y siempre tendrá el apoyo de todos.

  • ¿El de España fue el partido más importante de tu carrera?

No. Para mí, el de Italia, el primer partido del Mundial. Toda una vida se te cruza. Son 30 años que pasan en segundos. Desde los 7 u 8 años juego futsal y siempre imaginaba eso. Mi sueño siempre fue ser profesional y defender los colores de la selección paraguaya. No lo cambiaría por nada en el mundo.

Muchas veces se cuestionó por qué algunos no cantábamos el Himno Nacional en las Eliminatorias. El hecho de no cantar, no significa que sienta menos los colores.

Te digo algo. Me di el gusto de cantar el Himno Nacional en mi primer partido en un Mundial. Y fue ante último Campeón del Mundo. Ahora lo recuerdo y se me eriza la piel. Eso no me lo va a quitar nadie.

  • Es hasta ridícula la pregunta que te hago, pero si podrías retroceder el tiempo, ¿cambiarías algún título ganado por haber ganado ese partido contra España?

Pasó algo así hace poco con Junior Alonso aquí. Obviamente que me hubiera gustado. Hubiese dado cualquier cosa por ese partido. Pero hablar de suposiciones no tiene sentido. Es como decir, ¿qué hubiese pasado si teníamos a Salvador Cabañas? Son cosas que tiene la vida y hay que aceptar.

Me hubiese gustado ganar algo como mi padre, pero no se pudo. Igual mi orgullo por él va más allá de haber sido jugador. Lo adoro como persona.

  • ¿Sos de mirar fotos o videos de tus partidos?

De coleccionar, poco y nada, pero hoy en día están repitiendo finales de Libertadores con Boca y la de San Lorenzo. Ahora lo disfruto mucho más. Mis hijos ven conmigo, pero nunca van a ver una jugada mía, sí alguna que otra patada (risas). Lo que más me dicen es que por qué usaba pelo largo y tenía la vincha, ja.

Comentarios


Iván Cazal, la historia del chico de tierra adentro

Por Christian Pérez/ christian.perez@gruponacion.com.py/ TW @chrisperezz7.

Fotos: Néstor Soto; Video: Diego Fleitas y edición: Daniel Jara. 

Con 20 años, disfruta la mejor etapa de su corta carrera como futbolista profesional, en la que ya le tocó ser protagonista de un par de récords. Consiguió una histórica clasificación con el Deportivo Santaní a Copa Sudamericana, tumbando a un campeón continental como el Once Caldas y ahora logró “borrar” con Sol de América a un brasileño de una competencia continental.

Parece una historia perfecta. El presente indica que Iván Cazal estaba destinado a triunfar, pero cuántas historias se ocultan en todo este tiempo de “anonimato”, antes de hacer el gol histórico en Manizales, para que Santaní retumbe en Sudamérica, antes de anotar un tanto casi imposible de olvidar ante el tetracampeón del fútbol paraguayo, Olimpia, en Para Uno y siendo uno de los pocos “villanos” que le amargaron con una derrota al equipo de Daniel Garnero o antes de la épica clasificación de Sol en Brasil, eliminando al Goiás.

El sueño de toda su vida fue ser futbolista profesional, algo que le hizo vivir desde las peores pesadillas y los más bonitos sueños, muchos hasta inesperados. Estuvo a nada de derrumbar su ilusión para trabajar en algo “real”, según comentó, pero su padre, don Víctor Cazal fue el gran soporte que lo levantó cuando él ya había bajado los brazos.

Cazal abrió a VERSUS las puertas de su humilde hogar (donde viven sus padres), una casita de madera, que ahora va adquiriendo un nuevo rostro, gracias al dinero que ya ganó luego de tanto insistir y persistir.

Don Víctor recibe a su hijo con la camiseta que le regaló Tabaré Viudez. Foto: Néstor Soto.

A 200 kilómetros de la capital, en el Departamento más pobre del país, San Pedro, exactamente en la ciudad de General Aquino, comenzó la historia del chico que a simple vista no parece tener aspecto físico de futbolista. Flaquito, perfil bajo y sin demasiada amistad con la prensa. Pero detrás se esconde un humilde jugador, con una velocidad tremenda, que puede adaptarse a cualquier puesto, encarador y que siempre va al frente. Aún le cuesta expresarse, romper la timidez propia de un chico de tierra adentro. No asume del todo que llegó a la liga mayor, aunque su camino recién está por empezar.

Como el mismo Iván Cazal cuenta, en General Aquino, tenés pocas opciones para sobresalir y escapar de la pobreza. El primero, un sueño que es imposible para muchos. Todos lo intentan, pero pocos lo logran: ser jugador de fútbol profesional. La otra salida es trabajar en la chacra o en alguna “changa”, que no te garantiza evadir las necesidades, pero al menos puedo ser un ingreso seguro para tener comida en la mesa.

La tradición nunca se pierde en el interior. El saludo obligatorio de Iván a Doña Ángela. Foto: Néstor Soto.

Los inicios siempre son duros

El chico que debutó a los 14 años en la Primera del famoso club Teniente Turbo (está a lado de su casa), de su ciudad natal, ha escalado mil peldaños en apenas dos años y el deporte que siempre amó, ahora es su presente y futuro, como también la de su familia. El pasatiempos se convirtió en oficio y trabajo.

A los 14 años le tocó abandonar el cariño de sus padres, en busca de un sueño. Primero jugó en la liga santaniana, viviendo en pensiones y posteriormente tuvo pasos por las ligas de Carapeguá, Paraguarí, deambulando en busca de un sentido para su carrera, que hasta entonces era más que nada un hobby, ya que económicamente casi no le redituaba.

En el 2015 fue a las formativas del Deportivo Santaní, que ese año logró el histórico ascenso a Primera. Pero ahí era una criatura, con un físico que no le daba para competir, aunque talento siempre le sobró.

“Fui a vivir con mi papá a en Villa Elisa. Él se jugó por mí. Vino a buscar trabajos de albañilería para que yo no deje de lado mi carrera. Las prácticas de las inferiores de Santaní eran en Limpio. Yo me levantaba ya las 3 y media, porque para las 4 y algo ya salía el primer bus (línea 49). Hacía dos horas de viaje sí o sí”, recuerda pensativo.

Al fondo se observa lo que ahora ya puede ser la excasa de sus padres, pues ahora ya tienen un mejor hogar. Foto: Néstor Soto.

Promesas son promesas

Con un gran orgullo, que se le notaban en los ojos y pecho inflado, al llegar a la casa de su padres, Iván muestra al equipo de VERSUS la primera parte de su promesa cumplida. Una casa de material, con dos habitaciones, un baño moderno, casi terminada, gracias al dinero que ganó por clasificar a Segunda Fase de la Sudamericana con Santaní.

La casa es construida por su propio padre y el suegro, ambos especialistas en construcciones. Los trabajos se hacen a la medida que pueden. Dependiendo si hay material y la disponibilidad de los maestros de obras, que le dan forma al nuevo hogar en sus tiempos libres.

“Peguaheke, peime pende rógape, aje'ima poha'ãro (Bienvenidos, están en su casa, hace rato les estamos esperando)”, fueron las primeras palabras de don Víctor Cazal, quien según él mismo contó, esperaba de gala “a los periodistas”, con una remera que Iván intercambió con Tabaré Viudez. Solo lo utiliza en ocasiones especiales y quería estar “presentable”.

Con ramas secas, utilizando como leña y sin perder la concentración, don Cazal hacer arder el famoso “Tatakua” y a la vez va contando la historia de su hijo y la suya.

El propio padre de Iván, don Víctor, construyó la casa. Foto: Néstor Soto.

La camiseta franjeada de Tabaré empezaba transpirar, la emoción del relato crecía y la charla termina siendo una interminable sección de anécdotas, mientras que a unos metros, algunos familiares preparaban la masa de la chipa bajo un pequeño techo, entre la cocina y el patio. Era el rezo final de un pariente y la tradición en tierra adentro, es sagrada.

Con mucha emoción en el rostro, pero sin querer mostrar debilidad ante los recuerdos, habla de los hechos “imposibles” que hizo. “Amigo, si te cuento todo, no vamos a terminar. Heta rosufrí hendive oiko haguã chugui la jugador (Mucho sufrimos para que el se convierta en jugador). Cuando vivía en Villa Elisa, y él debía entrenar (en inferiores de Santaní), yo tenía que conseguir todos los días mínimo un 20 mil guaraníes. Yo estaba desesperado cada día, pero no podía decirle que no tenía plata. A veces ya no sabía qué hacer, prestaba dinero de aquí para allá, pedía ayuda y así salimos adelante”, comenta, ahora solo como anécdota y viendo cómo su hijo ha llegado hasta tan lejos y cumpliendo la promesa: un mejor presente.

Al borde de renunciar y el reglamento Sub 19

Iván Cazal estuvo a casi nada de abandonar todo. Veía y sentía que el sueño se derrumbaba. Demasiado esfuerzo para nada. Ese era su pensamiento. La necesidad obligaba y ya no quería ser una carga para su padres, que le daban hasta lo que no tenía para continuar el camino de futbolista.

Ya había tomado la decisión de trabajar "realmente", afirma. “Para el 2018 hablé con unos tíos en Argentina. Iba ser ayudante albañil, algo, pero dije que no había vuelta atrás. Mi papá me agarró un día y me dijo: 'Eprovana koa último che ra'y. Ikatu koa nde mba'erã (Proba por última vez mi hijo. Seguramente esto va a ser para vos)”.

Su padre lo convenció, se quedó a jugar en la liga santaniana y aunque perdió la final con su equipo, ganó la atención más importante de su vida. Pedro Sarabia, en ese entonces, DT del Deportivo Santaní, que había vuelto a Primera para el 2018, buscaba valores jóvenes para cumplir con el reglamento Sub 19.

Orgullosos del hijo que empieza a retribuir todo lo hecho por él. Foto: Néstor Soto.

Iván Cazal se llevó una ovación a pesar de perder el título, fue el centro de atención y jugando como lateral derecho. “Mi vida cambió todo en apenas un año. Sarabia me preguntó si quería ir a Santaní y de cabeza me fui. Debuté en el 2018 por el reglamento para ser Sub 19. Jugué contra Cerro, Olimpia, hice goles. Luego en el 2019 ya jugué Copa Saudamericana”, recordó.

Su irrupción en Primera causó furor, llamó la atención de clubes y hasta fue convocado a la selección paraguaya Sub 20 y estuvo en el microciclo de la Sub 20, para el Preolímpico.

Si bien descendió con Santaní, fue comprado por Sol de América, cumpliendo otro objetivo más. “Ore oremboriahu (somos pobres) y yo sé que de mí depende salir adelante. De mí depende la comodidad de mis padres. Demasiado lucharon conmigo y ya merecen descansar. Quiero ponerles un negocio y así se relajan”, señaló, en un tiempo en el que el Danzarín aún no lo tenía en sus filas.

Doña Ángel Báez, la progenitora, mira emocionada desde un costado y no cabe en pecho el orgullo que siente por el chico que ya se tomaba la responsabilidad de ser el sostén de la familia.

Hay tradiciones que no se pierden. La chipa es algo infaltable en todo tipo de acontecimientos. Foto: N.S.

Una anécdota que no olvida

Como todo chico del interior, hay anécdotas insólitas y miedos ocultos que pocos saben. Ahora ya trata de sobrellevar mejor, por lo menos duerme y no le hace entrar en pánico el despegue de un avión. Pero en los primeros tiempos le tenía una fobia y el fútbol otra vez lo obligó a superar un nuevo obstáculo.

“Ore campañagua la avión umía rohecha ohasáro óga ári (nosotros los de la campaña vemos aviones cuando pasan por encima de la casa. Una vez íbamos a viajar con la Sub 20 a Bolivia. Algunos compañeros ya sabían de mi miedo y me decían que era peligroso. Toda la semana antes pensé en eso. Viajamos un sábado y ese viernes a la noche yo no quería que amanezca. El que estaba a mi lado me hacía tener miedo: ¡'atendé!, me dijo. Cuando despegó el avión cerré mis ojos y me agarré de mi compañero. Ellos se reían”, contó entre risas y siempre mezclando el idioma guaraní con el español.

Intimidades

Entre algunas intimidades, Cazal contó que tiene como referente máximo a Roque Santa Cruz, un ídolo al que ahora enfrenta, teniendo que superar ese momento impactante jamás imaginado. También se mostró agradecido a Eduardo Aranda, quien le enseñó y aconsejó mucho en Santaní. “Fue el que me hizo pisar tierra siempre”, aseguró.

Otro hecho que no olvida es que Mario Saldívar, lateral derecho de River Plate hoy día, le regaló los primeros botines profesionales cuando debutó y lo usó hasta conseguirse por propios méritos comprar el suyo.

¡La historia recién comienza, Iván!

 

Comentarios


Con el fútbol en sus venas

Por Daniel Miranda - Fotos: Aníbal Gauto y Fernando Riveros

De cuna futbolera, el fútbol lo es todo para Laura Romero Jara. Sobrina del recordado futbolista Julio César Romero “Romerito”. Hija de Cipriano Toño Romero, otro futbolista que pasó por clubes como Sportivo Luqueño y Olimpia. Ser futbolista o nada era la situación para Laury, que desde chica, adoptó a la pelota como su juguete favorito. “

Romerito siempre fue mi ejemplo a seguir, desde que era chica él hizo su parte. En cada reunión familiar o algún cumpleaños, yo iba con mi pelota. Él se acercaba a mí y me mostraba como patear. Yo valoro mucho siento una gran emoción cuando él habla de mí. Antes yo le seguía a él, ahora él va atrás mío, ve mis partidos. Es un orgullo y ejemplo a seguir”, dice la ahora jugadora de Cerro Porteño.

Mientras, su padre, Cipriano habla de la resignación y el orgullo. Siempre soñó con tener un hijo futbolista, pero su otro hijo -Iván Romero- no se inclinó por el fútbol. Fue Laura la que le cumplió el deseo que él no pudo en sus tiempos de jugador: ser parte del equipo de un club grande del exterior. Y Laury jugó nada menos que en River Plate de Argentina.

“Gracias a mi familia soy lo que soy, ellos me motivaron. De cualquier lugar sacaban dinero para apoyarme, para mi pasaje y botines. Antes me decían que no me convenía, que no iba a sacar nada del fútbol. Les demostré que sí se puede vivir del fútbol femenino. La poca plata que juntaba, la gastaba en el deporte, compraba pesas, calzados deportivos”, dice entusiasmada

A ESCONDIDAS DE LA FAMILIA

Desde que nació, el fútbol lo fue todo para Laura. Fue a la escuela de fútbol del Club Balderrama de Luque, en donde practicaba con los varones. Aunque su familia lo veía más como un hobby en ese entonces, ella siempre lo vio como una forma de vida y soñaba con convertirla en su profesión. Por esa misma razón, ella ponía toda su energía, ponía todo de sí en cada entrenamiento y práctica. Sonríe cuando recuerda que mentía a su propia familia, dando como excusas que iba a casa de una amiga, cuando en realidad salía a practicar para ser una mejor futbolista. ¿El motivo? Si le pillaban, sería castigada y ya no tendría permiso.

FIGURA DE TELEVISIÓN

Aparte de ser una futbolista profesional, Laury tiene una profesión que nunca pudo ejercer, pero piensa hacerlo una vez que se deje del fútbol, la de periodista. Es flamante egresada en Ciencias de la Comunicación y, solo por falta de tiempo, no puede hacer la tesis para tener el tan ansiado título. La jugadora tuvo que ir de manera obligada a la universidad, porque su familia no le veía con un buen futuro en el sacrificado deporte. La carrera que iba a seguir, no le fue difícil decidir: como gran apasionada del deporte que es, se metió al periodismo. Sus seres queridos se encargaron de costear los gastos de la facultad. Entre risas, la sobrina de Romerito indicó que había veces en que no quería asistir a clases, y en lugar de ello iba a entrenar, siempre a escondidas de su familia. “Me encanta la televisión, me gustaría ser presentadora o tener un programa deportivo. Me gusta el periodismo. Cuando deje de jugar al fútbol, me enfocaría a eso”, adjuntó la bella atleta.

UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE

Sin lugar a dudas, fue el salto a la fama, profesionalización y lo que le marcó para toda su vida, su estadía en el Club Atlético River Plate, de Argentina, donde hasta hoy día es recordada y añorada por la institución. Se ganó el cariño de los hinchas, a base de goles y humildad. Con lágrimas en los ojos, Laura recordó como fue en búsqueda de sus sueños. “Vi una publicación en Facebook de clubes que buscaban jugadoras, y estaba en ese entonces en un buen nivel en Luqueño. Agarré mis cosas, me fui solita a la Terminal de Ómnibus de Asunción, pagué de mi plata los pasajes y estadías. Fui solita, me movilicé por Buenos Aires. El último día de prueba llegué a River. Cuando entré al Monumental tuve una sensación única, diferente e indescriptible. Era como que me decía que ese era mi lugar en el mundo. Había como 500 jugadoras, de las cuales solo quedamos yo y una uruguaya. Tuvimos apenas diez minutos, hice 2 goles, de los cuales uno de ellos de taquito. Tras eso, el profesor nos llamó y me dijo que le llamó la atención la garra guaraní. Cuando me dijo, vení arriba vamos a firmar los papeles, recuerdo que me quedé helada. No le dije a nadie porque no creía”, añoró la artillera.

Siguiendo con la secuencia de los hechos, indicó que la primera en enterarse fue su mamá, seguida de su padre, quien no sabía que fue a hacer pruebas. Lo demás, se cuenta solo. Fue pieza clave en la obtención de la liga, siendo la goleadora del equipo. Cerca de la fecha de las fases finales, ella sufrió una lesión, pero por esas cosas de la vida, llegó para la última jornada, gracias a una recuperación milagrosa. Anotó un gol en la final, cargando una venda en su mano. El título la llevó a jugar la Copa Libertadores 2017, que tuvo como sede a Paraguay, en la cual tuvo otro logro más importante.

EL MEJOR GOL DEL MUNDO

Laura Romero solo anotó un gol en el certamen continental del 2017. Pero no fue cualquier tanto, sino que fue uno de chilena. La delantera aseguró que esa misma pirueta la ensayó una semana antes en un práctica, y que una compañera le dijo que iba a hacerla en el torneo. “Fue el más lindo y más importante de mi carrera. Competí contra Alda Helbert, que llegó a ser balón de oro, y gané”, indicó. El mencionado tanto, fue ante Unión Española, que además de la mencionada acrobacia, contó con la espectacularidad que fue de primera (sin parar el balón) y que fue de sombrerito, por encima de la arquera. Al final del mes de octubre, su tanto fue elegido como el mejor del mundo, en un hecho histórico para el fútbol femenino paraguayo.

EL SUEÑO DE LA NUEVA OLLA

Un sueño que comparte ella y todo el plantel de Cerro Porteño femenino, es el de jugar en la Nueva Olla. Laura se imagina jugar en el estadio de Cerro, con el público alentándolas. Desde su punto de vista, podría ser un partido preliminar al del equipo principal de primera división, de modo a que eso será un gran incentivo para el plantel, y también para el público. Añadió que de esa manera, ellas se harán más conocidas ya que eso haría crecer el interés de la gente.

DÍA A DÍA EN EL CICLÓN

En el Azulgrana, entrenan tres veces por semana. Laura destaca que Cerro es uno de los pocos clubes que pagan bien y que de verdad apoya a las chicas practicantes del deporte rey. El Ciclón paga en fecha, les otorga indumentarias. El ente de Barrio Obrero es uno de los más ganadores del fútbol femenino. Por cada campeonato, la dirigencia otorga un buen premio económico. La goleadora destaca que hay compañeras suyas que juegan fútbol de campo y Futsal FIFA, por Cerro. “Un futbolista de campo que juega en césped, pero no le vas a ver jugar fútbol de playa”, puntualiza ella.

EXPERIENCIA BRASILEÑA

Después de la Copa Libertadores con River Plate, le llovieron las ofertas a la histórica futbolista. La gente de River, entendió la situación y que no podían igualar la oferta económica del Kindermann de Brasil. Ahí ella conoció el paraíso. Un fútbol totalmente profesional, tenía su hospedaje, nutricionistas, practicaban todos los días, solo tenían libre un turno a la semana. Hasta le prohibían el tereré porque pensaron que se tomaba con azúcar. En el elenco catarinense, le dieron hasta un auto a Laura. Contaban con médicos y todo lo necesario. Aunque no logró jugar mucho, ella se queda con la parte buena y la enseñanza que le dejó esa aventura. “Aprendí mucho porque es muy competitivo. Logré anotar unos cuantos goles. Comprendí como entrenar y cuidarme por mi cuenta”, explicó.

CRECE EL FÚTBOL FEMENINO

Nadie mejor que ella para hablar de cómo, paso a paso, el fútbol femenino paraguayo va creciendo. Empezó acá, su buen nivel la llevó al exterior, y ahora está nuevamente asentada en el Ciclón. Ella opinó sobre la desigualdad entre equipos, como cuando hay goleadas abultadas. “En Argentina y en Brasil no vas a ver un marcador tan abultado de 15 a 0, eso es algo que acá se debe mejorar. Las chicas deben cuidarse más en lo personal, tomarse en serio la vida de futbolista. Nosotras pedimos apoyo, pero debemos demostrar que somos profesionales. Que se crean y adopten aptitudes acorde a la situación. Algunas después de comer están comiendo cualquier cosa. Se deben cuidar más. Hay que demostrar que nosotras podemos. Es dar para poder recibir, vamos todas juntas a cuidarnos y entrenar bien. A la chicas les digo que hay un crecimiento, hay lugares para entrenar, Sigan con sus sueños y continúen. No es solo jugar a la pelota, no tengan miedo”, afirmó la embajadora guaraní.

TODA UNA MODELO

Antes que sea conocida en el fútbol, Romero se metió en algo que también le gusta: el modelaje. Fue allá por el 2009 cuando era portada de algunas revistas. La misma jugadora, indicó que está abierta a escuchar ofertas para quien esté interesado en contratarle, porque belleza le sobra para dedicarse a eso. Por otra parte, este año fue profesora de entrenamiento funcional. Todo comenzó cuando hizo un llamado a través de su Instagram, y ahí empezó por un mes el “descuereo” a la gente. Actualmente, también es profesora de la escuela de fútbol femenino del Sportivo Luqueño. Ella llegó a jugar Futsal FIFA en River Plate, y fútbol de playa con Luqueño.

INSPIRACIÓN DE MUCHAS

Con semejante carrera deportiva, Laura es la inspiración y el espejo de muchas paraguayas que sueñan con ser futbolistas profesionales. Eso genera en ella una satisfacción personal única, como cuando le saludan en la cancha, le piden un autógrafo y fotos. “El cariño de la gente es único, me hace sentir muy bien. Especialmente acá en Luque, paso por el colegio y las chicas ya me saludan y de paso me piden algún consejo. Las más chicas me dicen que quieren llegar a ser como yo, y eso me deja sin palabras. Solo les digo que se esfuercen”, manifestó la rubia.

UN CUPO MÁS

Lo que venía siendo un rumor, se terminó haciendo realidad. Por primera vez y de manera histórica, la Copa Libertadores Femenina aumentará la cantidad de equipos participantes, beneficiando así al espectáculo. Atendiendo esa situación, la Conmebol indicó que de 12 clubes habituales, finalmente disputarán 16 elencos. De esta manera, aumentaron los cupos para los países que ya tienen al menos un campeón de este anhelado torneo de mujeres.

Por Paraguay, irán el campeón absoluto del torneo del año pasado, club Cerro Porteño. El otro que jugará, es Libertad/Limpeño, que ya supo campeonar de manera invicta en la edición del 2016, y que recientemente levantó el título del Torneo Apertura 2019, lo cual le valió para conseguir el boleto al certamen continental.

El formato de competencia, también sufrió una leve modificación: estarán ubicados cuatro equipos en cuatro grupos, y avanzarán los dos primeros de cada grupo a los cuartos de final, así avanzando hasta la final. Todos los partidos serán únicos, y se llevarán a cabo entre el 11 y 27 de octubre en Ecuador.

Cabe destacar que Libertad/Limpeño fue el campeón del Torneo Apertura 2019 del fútbol femenino paraguayo, derrotando en la gran final al Deportivo Capiatá, con un global de 3-1.

La ida se jugó en el estadio “Erico Galeano”, y la visita goleó gracias a los goles de Karina Vega, Liza Larrea y Paola Genes. Mientras que en la vuelta, Karen Ruiz Díaz anotó el solitario tanto de las “Escoberas”. La goleadora del torneo fue Karina Vega y la valla menos vencida obtuvo Alicia Bobadilla, ambas de la escuadra campeona. Cabe destacar que las gumarelas solo cayeron en una ocasión a lo largo del certamen.

UNA PARAGUAYA EN EL REAL MADRID

El Real Madrid tendrá por primera vez un equipo femenino, que competirá en la primera división de su país. Esto se hizo posible mediante la adquisición del Club Deportivo Tacón, equipo que recientemente ascendió a la categoría de honor.

Ambos equipos se fusionarán y serán uno solo. Lo resaltante e histórico para nuestro balompié, es que la paraguaya Jéssica “Pirayú” Martínez, jugará en el Merengue, pues ella fue vital en la campaña de su institución. A sus cortos 19 años, ella tendrá esta magnífica oportunidad.

OBJETIVO: PANAMERICANOS

Gracias a su buena presentación en la Copa América 2018 -terminó en la quinta posición en la tabla general- la selección paraguaya obtuvo la clasificación a los Juegos Panamericanos de Lima, Perú, a jugarse desde el 26 de julio hasta el 11 de agosto. Un total de 18 jugadoras elegidas por el director técnico Daniel Almada, buscarán traer una medalla para el país. Paraguay cayó en el Grupo A, junto a Colombia, México y Jamaica. El debut será ante las cafeteras el 28 de julio, seguidamente el rival a vencer será México (31 de julio) y por último, Jamaica, el 3 de agosto. A las semifinales avanzarán los dos primeros de cada grupo.

Trayectoria:

1998 al 2002: Escuela de fútbol del Balderrama de Luque.

2010 al 2011: Club Olimpia.

2012 al 2013: Sportivo Luqueño.

2014, 2015, 2017: Selección Paraguaya absoluta.

2014 al 2017: River Plate Argentina - Copa Libertadores.

2018 Kindermann Brasil y Sportivo Luqueño, Torneo Clausura. Copa Libertadores con Cerro Porteño.

2019: Cerro Porteño Paraguay.

Picadito:

Nelson Haedo Valdez: representa la raza guaraní del pueblo paraguayo.

Roque Santa Cruz: el embajador del fútbol paraguayo.

“Tacuara” Cardozo: es un ejemplo para todo delantero.

Paola Ferrari: ídola y ejemplo a seguir.

Verónica Cepede: pese al poco apoyo, logró surgir.

Mario Abdo: puede hacer más.

Cerro vs San Lorenzo: Pasa Cerro (octavos de final de la Copa Libertadores).

¿Messi o Cristiano? Cristiano Ronaldo.

Palmarés:

2015: Goleadora campeonato Argentino.

2016: Goleadora del Club River Plate.

2017: Integrante del once ideal año del fútbol argentino.

2017: Campeona fútbol argentino con River Plate.

2017: Tercer puesto Copa Libertadores. Mejor gol femenino del mundo, de octubre.

Nombres y apellidos: Laura Romero Jara.

Altura: 1,56 metros.

Peso: 52 kilogramos.

Calce: 37.

Pasatiempo: Estar con sus mascotas.

Situación sentimental: Soltera.

Color favorito: Fucsia.

Comida preferida: Asado y sopa paraguaya.

Hincha de: Sportivo Luqueño.

Ídola en el fútbol femenino: la brasileña Marta.

Fuente: Gran Diario La Nación.

Comentarios

Ir arriba