Reconocido por su porte de motivador nato, el argentino llegó al timón del barco guaraní no solo con una propuesta futbolística, sino también filosófica.
Es así que hizo suyos los puestos de uno de los más notorios pensadores de la historia contemporánea. Con elocuencia y mesura, el entrenador santafesino soltó una batería de conceptos filosóficos antes y después de llegar al país, dejando en claro que la Albirroja necesita ajustes de todo tipo.
En este sentido, al despedirse de los costarricenses mencionó que “Camus decía que la vida es la suma de todas las decisiones”, para luego, en su conferencia de presentación, hablar de una serie de valores (compromiso, gusto y predisposición, esfuerzo y sentimiento de pertenencia) que hacen a la experiencia existencial.
Vamos por parte.
¿QUIÉN ES CAMUS?
Premio Nobel de Literatura en 1957, el filósofo y periodista franco-argelino Albert Camus (1913-1960) escribió aclamadas novelas como “El extranjero (1942)”, que trata sobre la alienación y el absurdo en la vida moderna, y “La peste (1947)”, una alegoría sobre la resistencia humana frente a la desesperanza.
Camus también tuvo una faceta de activista político, implicado en debates sobre la justicia y los derechos humanos, en el contexto de la guerra de independencia de Argelia, por aquel entonces una colonia de Francia.
Este autor es siempre recordado por su notable contribución al pensamiento sobre el absurdo y como una figura necesaria del existencialismo, aunque él mismo renegó de esta etiqueta. A diferencia de sus pares más radicales, Camus creía que la vida no poseía un significado -per se-, pero entendió que es posible llenar ese vacío con un propósito (vivir a pesar del sin sentido).
¿QUÉ ES EL EXISTENCIALISMO?
Retrocedamos un poco. El existencialismo es una corriente filosófica que, palabras más y palabras menos, enfatiza la libertad, la responsabilidad y la creación de significado en un mundo ajeno a nuestras necesidades. Es decir, nos confronta con la idea de que somos los únicos responsables de darle una dirección a nuestras vidas, y nos llama a encontrar un propósito, conscientes de nuestra libertad y finitud (podemos elegir, pero somos mortales).
Este pensamiento encuentra sus puntos más fuertes en filósofos como Søren Kierkegaard, Friedrich Nietzsche, Jean-Paul Sartre y/o Simone de Beauvoir, entre tantos otros. Cada quien desarrolló su noción y conceptos. Sartre, por ejemplo, trabajó la idea de la libertad radical y el concepto de “mala fe”, que es la tendencia a engañarse a uno mismo para evitar la responsabilidad que acompaña a la libertad. Beauvoir, por su parte, aplicó los principios existencialistas a las cuestiones de género y libertad.
EL ABSURDO
Camus trabajó su noción del absurdo en “El mito de Sísifo (1942)”, donde utiliza la metáfora de Sísifo, un rey de la mitología griega condenado por los dioses a repetir, por toda la eternidad, la tarea de empujar una roca cuesta arriba solo para verla caer de nuevo.
El absurdo se refiere al conflicto entre el deseo humano de encontrar el sentido de las cosas y la naturaleza indiferente del universo. Camus describe la vida como esencialmente absurda, así de simple, pero no considera que tal dinámica desemboque necesariamente en el nihilismo (postura que se enfrenta a la ausencia de valores o significados absolutos), o en la desesperación.
Camus reflexionó sobre cómo los seres humanos pueden encontrar una forma de vivir dentro de un universo que no ofrece respuestas a sus preguntas. Es decir, defiende una suerte de “optimismo trágico” en el que la vida puede ser valorada y disfrutada, incluso cuando sin ofrecer ninguna justificación trascendental (destino).
La verdadera libertad -para Camus- reside en “aceptar el absurdo y vivir en rebelión continua”, creando valor personal, que es también la mejor manera de afrontar la existencia.
EXISTENCIALISMO APLICADO
Decíamos que el existencialismo se enfoca en la libertad individual y la responsabilidad que conlleva. Al igual que en la vida, el deporte puede parecer absurdo desde una perspectiva filosófica: dedicarse durante años a una actividad que, en última instancia, puede no tener un propósito trascendental.
Los atletas constantemente toman decisiones cruciales: desde elegir una disciplina específica, entrenar bajo ciertas condiciones, hasta cómo manejar la presión y los resultados. Estas decisiones reflejan el concepto existencialista de que “somos responsables de nuestras elecciones” y de las consecuencias que estas generan (y correr con la angustia, como afirmó Kierkegaard).
Albert Camus desarrolló una relación estrecha con el fútbol. Fue arquero del Racing de Argel, a quien no dejó de seguir hasta sus últimos días. “Todo lo que con más seguridad sé a la larga sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”, escribió.
Sugirió que la competencia deportiva no tiene un significado inherente, pero ello no quiere decir que no podamos darnos alegría y satisfacción en ser parte, ya sea como atleta, dirigente y/o aficionado. El deporte puede ser una metáfora del mito de Sísifo, donde el esfuerzo continuo, a pesar de su posible futilidad, se convierte en una auténtica fuente de valor y significado.
En el fútbol mismo, los jugadores pueden encontrarse en situaciones donde la victoria parece inalcanzable o el esfuerzo continuo se torna inútil. Un seguidor de Camus vería valor en seguir adelante, sabiendo que el esfuerzo y la dedicación por sí mismos pueden ser significativos, incluso si no llevan al éxito externo. La clave es encontrar satisfacción en el proceso, en lugar de en el resultado final (de ahí la motivación de intentarlo una y otra vez). Aunque sabemos que, en el fútbol, así como en el deporte profesional en general, son los resultados los que miden el éxito del proceso.
Aunque el pensamiento de Camus puede parecer individualista, él también reconocía el poder de la solidaridad entre las personas. En un equipo se puede valorar la camaradería y la conexión con los compañeros, dando con un sentido de pertenencia y propósito, aunque el significado último de la causa no sea captado de forma uniforme por todos los integrantes.
Los primeros resultados del ciclo de Alfaro; empate de visitante con Uruguay, victoria en casa ante Brasil -mantiendo en arco en cero-, estimula tanto al equipo como a la afición, necesitada de alegrías tras años y años de fracasos.
Gonzalo Cáceres @gonzatepes