Tres de los cinco goles que ha encajado en el torneo Apertura han llegado por la vía aérea. Un problema que no es nuevo para el Decano y que aún no puede solucionar.
Como promedio, en este arranque de temporada, Olimpia recibe un gol por partido. Son cinco los juegos que lleva disputados y cinco los goles recibidos. Pero el problema central no está en encajar goles (de hecho, el Decano está en el lote de equipos con menor cantidad de anotaciones en contra), sino en la forma en que los recibe. De este puñado de tantos, tres llegaron a través de un cabezazo producto de un balón cruzado al área, la jugada que más le duele al Olimpia de Daniel Garnero.
No es un problema nuevo para el equipo franjeado. Es algo que data del año pasado y quizá de temporadas anteriores, pero es difícil de corregir para el DT. Ya Sol de América, en la fecha 5, había avisado en el primer tiempo teniendo un par de oportunidades por esta vía y una muy clara que terminó en un remate de Osmar Fernández al palo, tras una peinada en el primer caño, de un centro cruzado desde la derecha.
Pero tres días después, en la regularización de la fecha 1 ante Nacional, llegaría el primer toque de alerta. Quizá pasó desapercibido por la buena ventaja que sacó el Decano en el arco rival, pero en el propio, al defender un tiro de esquina, Ricardo Garay dejó pagando a Jorge Arias y se elevó para anotar el 3-2 de la Academia.
En el clásico del domingo se volvió a notar cómo le cuesta a Olimpia marcar en los balones que llegan vía aérea y desde los costados al área.
En el primer tanto, Larrivey arrastró la marca de Arias y Villasanti aprovechó para meterse a la espalda del central y sorprender a Torres que venía cerrando. Mientras que en el gol del agónico empate, Óscar Ruiz se libró fácilmente de la marca de José Leguizamón para empujar el balón, que cayó al área propulsado desde el costado izquierdo. En el último clásico del 2018, Olimpia había conseguido un gol muy similar al de Ruiz, anotado por Marcos Acosta.
En función defensiva, el Decano suele promediar unos 36 duelos aéreos por partido, de los cuales generalmente solo gana en el 49% de los casos.
Fuente: La Nación impreso.