¡Denle la 10 a Claudio!

Por Jorge Izquierdo

Figura. Crack. Conductor. Estas tres palabras son apenas un puñado de los calificativos que recibe el argentino Claudio Aquino (próximo a cumplir 30 años) en cada partido que disputa con el Ciclón.

El futbolista de Cerro Porteño se convirtió en uno de los jugadores de mayor preponderancia en el esquema del DT Francisco “Chiqui” Arce. El hincha azulgrana está feliz con Claudio, y no es para menos; en cada jugada, en cada acción, en cada toque, en cada regate, Aquino lo hace todo bien. Y ni qué decir en los pases filtrados, le salen de maravilla.

Es el distinto que a Cerro le hacía falta, quizás tras la salida de Guido Alvarenga, Jonathan Fabbro, por citar a algunos enganches que dejaron huellas imborrables en filas del Ciclón.

Hoy hablamos de Claudio, ¿por qué? porque se lo merece, porque tras su gol a Guaraní con un tiro libre magistral, volvió a demostrar que en algún momento debe portar el sagrado dorsal número 10 (hoy la tiene el histórico Julio Dos Santos).

Ese número le rinde un homenaje a un jugador con sobrado talento, y hoy, Claudio es el de mayor talento del fútbol paraguayo. Podrán compararlo con otros buenos jugadores, sí, pero lo cierto y concreto es que el 22 que tiene Cerro, es la gran figura de nuestro balompié nacional y es uno que podría aportar muchísimo en la presente edición de la Copa Libertadores, donde el equipo de “Chiqui” espera en fase de grupos.

Denle la 10 a Claudio, es el clamor de miles de hinchas cerristas, que encontraron en él a un conductor con mucha clase. El tiempo dará la razón a nuestro título, mientras tanto, sigamos disfrutando del vistoso fútbol que le imprime Aquino, que ya lleva 9 tantos marcados con la camiseta azulgrana.

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A mi juego me llamaron

“Soy chistoso, me gusta hacer bromas”, fueron algunas palabras que mencionó el otro día el brasileño Mateus Gonçalves Martins, quien en 45 minutos convenció que está para ser una de las grandes figuras, y no solo de Cerro, sino del fútbol paraguayo. Electrizante, picardía y sobrada velocidad, son algunos destellos de lo que Mateus mostró el otro día en la goleada de Cerro (3-0) ante River Plate.

A mi juego me llamaron… ¿por qué? Porque Mateus quiere eso, porque busca aprovechar los espacios para meter esos piques impresionantes en terrenos como lo que tuvo el otro día en el majestuoso escenario azulgrana. “Soy rápido, esa es mi característica. Me siento más cómodo jugando por izquierda”, aclaró entre otras cosas, el hombre risueño, alegre y amable con todos.

Mateus crack, Mateus velocista, Mateus para Sudamérica y el mundo, son solo algunos títulos calificativos que llovieron para el brasileño, que quizás llegó medio desconocido desde el Ceará de Brasil, pero que ya se ha ganado el cariño de la afición cerrista, y que ya lo quiere ver titular en el esquema de Francisco Arce.

En los 7 partidos que Cerro jugó hasta aquí en lo que va del campeonato Apertura, Gonçalves ingresó de recambio en todos ellos, pero en el que más participación tuvo, fue justamente ante el “Kelito”, donde al inicio de la complementaria entró junto a Robert Morales para cambiar la historia del partido.

Y no es joda, eh. Unos 36 kilómetros por hora fue la corrida que le metió el rapai desde el área de Cerro hasta el área rival, para meter una asistencia precisa para que allí aparezca el hombre gol del Ciclón, hablamos de Mauro Boselli: “Es un definidor nato, solo hay que ponerle el balón y él va a finalizar la jugada.

A Mauro lo conozco de México y hablar de él es hablar de jerarquía”, fue lo que Mateus añadió con relación a su compañero de equipo, dejando bien en claro que esa “rivalidad” entre brasileños y argentinos, no figura en los planes entre las nuevas figuras de este Ciclón que tiene Copa Libertadores esta temporada y en el que Mateus hará su estreno oficial.

“Será mi primera Copa. Vamos a estar bien preparados para lo que venga”, siguió diciendo el atacante que empieza a ilusionar a un pueblo azulgrana, que quiere darse la alegría de festejar una competencia internacional.
¿Metió presión? ¡Sí! Mateus no quiere ser solo aquel jugador que entra cuando todos los demás estén cansados, él quiere ser protagonista, quiere tener ese rol de asistidor, de encarador, de ser útil y sobresalir en un país con cultura diferente a la suya, en un país que le abrió las puertas para jugar en uno de los equipos más grandes de nuestro fútbol.

Cerro ganó un velocista, un jugador que escasea bastante en el fútbol paraguayo. Si nos trasladamos a épocas de los 90, uno similar a lo que fue Ceferino Villagra, o un “Cha-Cha” Chávez, por citar a algunos nombres.
Hay mucho por jugar, hay mucho por competir y Mateus avisó que tiene muchas alegrías que darle a la gran hinchada cerrista.

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Un GPS para Gorosito

Por Christian Pérez/@chrisperezz7

Si bien el DT argentino siempre manifestó no estar apegado a la tecnología, se busca urgente un GPS para Néstor Gorosito, para ubicarse en tiempo y espacio. Comenzó perdido y aún no encontró ni el túnel de salida del Defensores del Chaco, luego de la cátedra que le dio Francisco Arce en el césped de Sajonia.

El entrenador argentino dirigió apenas su tercer partido, cierto, pero no solamente con los rendimientos de su equipo queda expuesto, sino también en cada insólita declaración, dejando al descubierto una total falta de preparación en la previa y que va improvisando con el correr de los minutos.

Cerro Porteño le pegó un baile en el primer tiempo a Olimpia. Paseo azulgrana, con festival de toques, triangulaciones y proyecciones por todos lados (ambos extremos y hasta por el medio) ante un Franjeado que jugó de “chico”, que perdió la identidad que tanto le costó construir y que mostró estar totalmente confundido en cuanto a ideas y propuestas. El 1-0 es lo más mentiroso visto en los últimos tiempos y también fue merced a que el Ciclón sigue buscando un “9” que pueda sacarle réditos a las innumerables jugadas creadas.

En el clásico, el equipo de “Pipo” entró a especular, no a ser protagonista y por la ignorancia (desconocimiento) notada en el cuerpo técnico, ratificada en conferencia de prensa, Olimpia se salvó claramente de algo mucho peor.

Si Luqueño ya le había hecho tambalear, era más que lógico que Cerro lo podía destrozar. Un clásico 4-4-2 con tres volantes centrales en nombres, pero exigiendo y obligando a que uno de ellos finja ser un externo. Todo por no tocar a las "vacas sagradas".

Casi media hora fue monopolio total azulgrana, con un “doble seis” (Villasanti-Lucena) que se devoró todo. Ortiz y Ojeda no existieron, sufrieron pánico con pelota y la regalaron una y otra vez. Fue gran mérito de Cerro, que obligó que en el mediocampo se juegue a su ritmo. Ahí perdió lejos Olimpia. La intensidad, dinámica, precisión y velocidad que tiene en esa zona, no la posee hoy ningún equipo del fútbol paraguayo y es imposible igualarlo.

Tanto fue así que cerca de los 10 minutos, tuvo que “liquidar” a Braian Ojeda como volante por fuera y poner a Rodrigo Rojas para combatir más en un medio en el que solo se veían camisetas azulgranas.

Por los costados, ¡qué paseo del Azulgrana! Claudio Aquino no necesitó demasiado de un apoyo constante de Alan Rodríguez, solo que le haga sombras por el extremo, que le distraiga marcas para encargase de ganar siempre en los duelos “mano a mano”. De izquierda para el medio, para las gambetas de Aquino y alguna que otra pelota abierta para que “Coyote” amplíe el campo y desborde.

Por derecha, sin la calidad de la izquierda, pero con la constancia y entendimiento memorizado entre Espínola y Giménez causaron peores estragos. Ambos no tienen problemas de jugar por dentro y por fuera. Cuando el lateral se proyecta, el volante se mete al miedo y viceversa. Es más, fueron más las veces en la que “Beto” encaró por dentro, gracias que Enzo obliga a estirar al lateral izquierdo de Olimpia.

Si Cerro tenía un “9” real, dinámico, que juegue al mismo ritmo y maneje el mismo tiempo que el resto del equipo, será aún un equipo más completo y casi invencible por un buen tiempo.

Bueno, fue suficiente para explicar las virtudes de Cerro, retornemos a lo nuestro y centremos la atención en Néstor Gorosito y su equipo.

El primer tiempo fue nefasto y hasta ridículo para un equipo con ese plantel, que venía dominando el fútbol paraguayo por tanto tiempo y que en individualidades, quizás tiene más calidad y jerarquía que Cerro, principalmente en ofensiva.
El DT de Olimpia argumentó su papelón en conferencia. “Cerro venía jugando con un mediapunta. En un principio se decía que Aquino iba a jugar ahí y el técnico cambió para jugar con dos delanteros”.

Aunque parezca un chiste, Gorosito dio a entender que no tenía en los planes que el rival juegue así. No sabía que Claudio Aquino viene brillando hace 23 partidos como el cuarto volante por izquierda y que su principal virtud es hacer diagonales, tanto para gambetear o buscar asociarse. Le sorprendió que Espínola y Giménez hayan arrasado con su sector izquierdo. En síntesis, no estaba preparado para el partido.

Su planificación era basado en el según “se decía” y no en simulaciones reales en entrenamientos, ni siquiera preparó al equipo en lo teórico. Su justificación fue que no esperaban que Cerro juegue con dos delanteros, algo no tan cierto, ya que Óscar Ruiz siempre flotó entre el medio y la línea de Ortigoza, incluso muchas veces cubriendo por izquierda cuando Aquino ocupaba el medio.

Encima quiso engañar con la frase “fue un tiempo para cada uno”. Nada más mentiroso. Que Olimpia haya mejorado su horrible presentación del primer tiempo, no significa que haya jugado bien.

Olimpia mostró algo de rebeldía, Cerro bajó su tremenda intensidad, bajando a un escalón cercano al Franjeado y fue solo por eso que en algunos minutos del inicio de la complementaria, hubo aproximaciones constantes.

Olimpia no jugó bien el segundo tiempo, solo que era imposible jugar peor que el primero.

Hasta ahora, ¿a qué juega el Olimpia de Gorosito? Buena pregunta. Seguramente él sabe, nosotros aún no lo pudimos captar. Quizás, porque es todo lo que va a mostrar o porque necesita realmente mucho tiempo para darle su sello.

De lo poco que se puede radiografiar, es que al nuevo Olimpia ya no le agrada mucho la posesión y las formas la va a ignorar. Vertical al máximo, dependiendo de dos virtudes: del lanzador y el picador.

Hasta ahora, las jugadas ofensivas de mayor peligro, fueron con pelotas largas al vacío de Rodrigo Rojas, Braian Ojeda y Richard Ortiz, para que Roque o Recalde ganen por calidad, potencial e intuición. Confundir pelotazos con juego rápido y vertical, es lo que ha mostrado este equipo por ahora.

Es raro, pero ahora Roque juega y hace lo imposible por Olimpia ahora y ya no Olimpia para él, como fue y debe ser.

Lo más irónico es que por el formato de torneo, Olimpia puede incluso ser campeón, pero está claro que este no es el camino para avanzar y evolucionar, o al menos continuar lo bueno que se estaba haciendo.

Futbolísticamente retrocedió hace rato en sus ideas y solo el tiempo pondrá las cosas en su lugar.

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