El buen László Kubala llegó al Paraguay en 1995 y solo dirigió a la selección en 12 encuentros, pero fue suficiente para despertar la ‘garra guaraní’, como así lo atestigua el propio Pedro Sarabia.
El ‘Cabo’ compartió una amena charla con la mesa de Versus radio por Universo 970/AM.
En este sentido, el exjugador de la Albirroja tocó varios temas y, en entre ellas, soltó un fuerte frase por lo que fue el ciclo del famoso László Kubala, quien dejó una huella imborrable en aquella generación de futbolistas.
Es que, por aquel entonces, y en una situación bastante similar a la actual, Paraguay andaba a los tumbos luego de quedar fuera de los Mundiales de Italia 90 y Estados Unidos 94, tras lo que fue la gloriosa vuelta a las citas ecuménicas en México 86.
“‘Ladislao’ Kubala nos volvió a dar la ilusión de volver a vestir la Albirroja”, afirmó el hoy director técnico al ser consultado.
Húngaro de nacimiento, Kubala aterrizó en suelo guaraní en febrero de 1995, contratado por el entonces presidente de la Liga Paraguaya de Fútbol, el escribano Óscar Harrison. Su fama le precedía, así como la década que pasó al frente de la selección española y su impresionante recorrido como jugador, cuando llegó a erigirse como emblema del Barcelona y un fenómeno a nivel global.
Al carismático Kubala se le imputa el resurgir de la Albirroja, a la que a fuerza de inspiración (patriotismo y amor propio) levantó y terminó por devolverle la esencia, efecto que se vio en las aguerridas formaciones que presentó en aquella Copa América de Uruguay en 1995 y la que -posteriormente- logró la clasificación al Mundial de Francia 1998 ya de la mano del brasileño Paulo César Carpegiani.
“Esa fue la herencia de Kubala para mí, que a pesar de las circunstancias, el jugador paraguayo puede aspirar a más e ir a ser protagonista", contó Sarabia sobre el trabajo mental que ‘Laslo’ implementó en aquellos intensos meses.
Y cuanta falta hace un Kubala. Paraguay, luego del mejor Mundial de su historia (Sudáfrica 2010) quedó fuera de Brasil 2014, Rusia 2018 y Qatar 2022, y marcando récord tras récord negativo. La selección tiene valores en grandes equipos, pero hasta la fecha no pudo dar con la cohesión necesaria como para soportar el peso psicológico que significa el arrastrar más de 10 años de fracasos.