Aquella Libertadores 2002 fue una auténtica bomba de nervios para los futbolistas franjeados, tanto que no había consideración para con las promesas incumplidas; palabra es palabra y debía honrarse, y no importaba si el mismísimo Osvaldo Domínguez Dibb estaba tras los reclamos.
La figura de Osvaldo Domínguez Dibb genera admiración y respeto y no está exenta de controversia. Y no es sino uno de sus exjugadores, de los más recordados, el que atestigua sus iracundos arranques.
Néstor Isasi sacó a luz un episodio poco comentado de esa contienda, que tuvo lugar tras perder la final de ida, disputada en Asunción, contra el pretensioso Sao Caetano brasileño.
DE MALAS
Retrocedamos un poco más.
El plantel llegó muy disgustado a la primera final.
Se podía palpar en el ambiente la evidente molestia con ODD, que faltó a su promesa y les adeudaba premios estipulados por las fases anteriores, una buena cantidad de dólares.
“En la final estábamos peleados por un premio que nos debía”, confesó Isasi hace un tiempo en charla con el programa radial Sin Falta.
Olimpia cayó en Sajonia. Con gol de Ailton Delfino, el conjunto brasileño se llevó la victoria y medio título al bolsillo. El destino de la Copa más codiciada quedó a merced de lo que los franjeados podían hacer para remar ese complicado panorama. La vuelta tendría lugar en el complicado Pacaembú, en Sao Paulo.
Y por supuesto que ODD, contundente y directo, no se quedó con los brazos cruzados. No, porque era su turno de mover las piezas y ajustar cabos. Al ver que se le escapaba la tercera Libertadores y, fiel a su estilo, atropelló sin tapujos a los futbolistas.
“La noche previa a la segunda final, en Brasil, convocó a una reunión. Preguntamos con quién.. ‘con ODD’, nos dicen. ‘Ndeee… dijimos todos’”, el plantel sabía que el temperamental hombre escupiría verdades.
Lo que aconteció en los minutos posteriores marcó un antes y un después, el dirigente insignia del deporte paraguayo incluso derramó lágrimas de impotencia. “Nos reunió a todos, el famoso dime y direte. ‘¿Por qué me fallaron?´, nos dijo. Y se puso a llorar, lloró y lloró. Eso nos chocó”.
EL MALETÍN
Alguna vez, el Tigre, como se conoce a ODD, señaló que su mujer sabía que era el segundo amor de su vida, que antes de todo estaba el Olimpia, su gran obsesión y por quien sacrificó años de su vida, salud y fortuna. Los billetes no le generaban la misma satisfacción que la gloria; para nada. Esa Copa no podía, no debía, escaparse.
Acto seguido, Domínguez pegó un salto enérgico y desenfundó su arma: un maletín. Lo abrió y dejó ver su contenido: “¡Si esto (manoseando los billetes) no quieren, entonces que puta quieren!”, arremetió con furia.
ODD lanzó el maletín sobre la mesa. “Ya nadie más le miraba a él. Sólo mirábamos el dinero. Era mucha plata”, confesó el exdefensor.
El resto es historia conocida. En una noche memorable, Olimpia volcó la serie con una remontada digna de trovadores. Llevó la definición a los infartantes penales y con mística (más la malísima puntería rival) trajo de Brasil su tercera corona continental.
“La gente dice que ‘ODD ojoguapa (compró títulos). Si ODD compraba todo, no íbamos a sufrir tanto en aquella Copa. Dos series ganamos en penales y con expulsados”, sentenció Isasi.